Dragon Age: The Veilguard es el primer juego de BioWare al que he jugado, lo que demuestra que no hace falta tocar el resto de Dragon Age para enamorarse

En los meses transcurridos desde que Dragon Age: The Veilguard se reveló en acción, me he visto inexorablemente embaucado en un mundo del que no sé nada. Aunque soy un fanático de los grandes juegos de rol, Dragon Age -y, ya que me confieso, Mass Effect- llevan años abandonados a su suerte. Aunque la perspectiva de ponerme al día con una serie que lleva 15 años en activo me resultaba demasiado desalentadora, ver el revuelo que se ha montado en torno a Veilguard me ha llevado a abrazar el caos y sumergirme en él sin haber jugado a sus predecesores.

No estaba seguro de cómo me iría, pero después de pasar días recorriendo Thedas sin tener que buscar en Google ni una sola cosa, me complace informar de que se puede jugar absolutamente a La Guardia del Velo sin haber jugado a otro juego de Dragon Age. Por supuesto, puede que tus nuevos amigos te digan que el tal Solas es malo, pero BioWare hace un trabajo fenomenal poniéndote al día de una forma que no parece que te hayas perdido nada. Así que si no distingues a tu Mago de Sangre de tu Tizón, no te preocupes, únete a mí y aprende haciendo.

La experiencia no es necesaria

Escena de Dragon Age: The Veilguard que tiene lugar después de liberar a Lucanis de su prisión, con el alcaide burlándose de él por estar poseído por un demonio.

(Crédito de la imagen: Electronic Arts)Homecoming

Captura de pantalla de Rook en Dragon Age: The Veilguard

(Crédito de la imagen: EA)

10 años después, el lanzamiento de Dragon Age: The Veilguard marca el regreso de una saga de RPG que marcó mi vida para siempre.

Aunque intenté jugar a Origins durante el verano, sólo pude jugar una hora más o menos antes de que el juego de 2009 dejara de funcionar con mi PC. Cuando leí nuestro elogioso análisis de Dragon Age: The Veilguard, ya había decidido lanzarme de cabeza. Desde que empecé Origins ya sabía que usar sangre para hacer magia es malo y que el tizón corruptor es muy malo, pero hasta ahí llegaban mis conocimientos previos a la Guardia del Velo. Me preocupaba más el hecho de que Veilguard continuara directamente el giro de Dragon Age: Inquisition, en el que, según sé, Solas, miembro del grupo, se reveló como un dios elfo con planes de llevar a cabo un ritual que podría acabar con el mundo.

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En los meses transcurridos desde que Dragon Age: The Veilguard se reveló en acción, me he visto inexorablemente embaucado en un mundo del que no sé nada. Aunque soy un fanático de los grandes juegos de rol, Dragon Age -y, ya que me confieso, Mass Effect- llevan años abandonados a su suerte. Aunque la perspectiva de ponerme al día con una serie que lleva 15 años en activo me resultaba demasiado desalentadora, ver el revuelo que se ha montado en torno a Veilguard me ha llevado a abrazar el caos y sumergirme en él sin haber jugado a sus predecesores.

No estaba seguro de cómo me iría, pero después de pasar días recorriendo Thedas sin tener que buscar en Google ni una sola cosa, me complace informar de que se puede jugar absolutamente a La Guardia del Velo sin haber jugado a otro juego de Dragon Age. Por supuesto, puede que tus nuevos amigos te digan que el tal Solas es malo, pero BioWare hace un trabajo fenomenal poniéndote al día de una forma que no parece que te hayas perdido nada. Así que si no distingues a tu Mago de Sangre de tu Tizón, no te preocupes, únete a mí y aprende haciendo.

Captura de pantalla de Dragon Age: The Veilguard en la que se ve a Solas, un mago elfo calvo y pálido, blandiendo poderes similares a los del rayo mientras hace muecas.

La experiencia no es necesaria

(Crédito de la imagen: Electronic Arts)Homecoming

(Crédito de la imagen: EA)

10 años después, el lanzamiento de Dragon Age: The Veilguard marca el regreso de una saga de RPG que marcó mi vida para siempre.

Aunque intenté jugar a Origins durante el verano, sólo pude jugar una hora más o menos antes de que el juego de 2009 dejara de funcionar con mi PC. Cuando leí nuestro elogioso análisis de Dragon Age: The Veilguard, ya había decidido lanzarme de cabeza. Desde que empecé Origins ya sabía que usar sangre para hacer magia es malo y que el tizón corruptor es muy malo, pero hasta ahí llegaban mis conocimientos previos a la Guardia del Velo. Me preocupaba más el hecho de que Veilguard continuara directamente el giro de Dragon Age: Inquisition, en el que, según sé, Solas, miembro del grupo, se reveló como un dios elfo con planes de llevar a cabo un ritual que podría acabar con el mundo.

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No voy a entrar en los cómos ni en los porqués de esto, porque si llegas a Veilguard con tan pocos conocimientos como yo, frases como «derribar el Velo» significarán tanto para ti como Hamlet para un niño pequeño. Por suerte, no necesitas saber nada de esto. El protagonista, Rook, es nuevo en la serie y sabe tanto sobre Solas como yo después de ver la cinemática introductoria. Es un planteamiento inteligente que funciona igual de bien con el reparto de personajes secundarios de Veilguard: Rook no tiene ni idea de quiénes son los personajes que regresan al juego, lo que deja espacio para nuevas introducciones. Seguro que hay algunas frases del tipo «¿recuerdas cuándo?» que me han pasado desapercibidas, pero el hecho de que no pudiera asegurarlo sugiere que las referencias a juegos anteriores se han hecho con habilidad. Veilguard nunca me ha hecho sentir como un extraño, que era lo que más me preocupaba al principio.

Más bien al contrario. Con el regreso de los personajes Varric y Harding como compañeros de fiesta de Rook, Thedas es tu ostra. No, en mi tarjeta de bingo de la Guardia del Velo no figuraba la amistad con un asesino amante del café o un detective mágico, pero no me quejo. Tampoco esperaba pasar tanto tiempo deliberando sobre si ayudar a Minrathous o a Treviso -dos ciudades en las que he pasado apenas unas horas- durante una de las primeras decisiones importantes que te plantea Veilguard. Ni siquiera me hagas hablar de Solas, que sin conocer toda su historia de Inquisition, parece un poco… ¿acertado en todo? Oh, ser engreído y correcto.

Frenk Rodriguez
Frenk Rodriguez
Hola, me llamo Frenk Rodríguez. Soy un escritor experimentado con una gran capacidad para comunicar de forma clara y eficaz a través de mis escritos. Tengo un profundo conocimiento de la industria del juego y me mantengo al día de las últimas tendencias y tecnologías. Soy detallista y capaz de analizar y evaluar juegos con precisión, y afronto mi trabajo con objetividad e imparcialidad. También aporto una perspectiva creativa e innovadora a mis escritos y análisis, lo que contribuye a que mis guías y reseñas resulten atractivas e interesantes para los lectores. En general, estas cualidades me han permitido convertirme en una fuente de información y conocimientos fiable y de confianza en el sector de los videojuegos.