Me llamo Dalton…» Nada personificaba mejor la frescura de Patrick Swayze en la pantalla que Road House (1989), una película de acción muy de su década. Situada entre Dirty Dancing y Ghost en el currículum de Swayze, le daba el papel del «guay» (léase portero de discoteca) Dalton, contratado para limpiar un bar de Missouri. Swayze, que solía ser el atractivo protagonista romántico, resultaba convincente como portero sensato pero doblemente duro, capaz de sacar la basura sin olvidarse de «ser amable». A pesar de algunos excesos de los 80, Road House era una película de acción y un héroe diferentes a los que el público de aquella época veía en Schwarzenegger y Stallone.
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Este artículo apareció por primera vez en el número de Road House de Total Film. Suscríbase aquí.
Road House, un western apenas velado -muchos nombres de personajes hacen referencia a los vaqueros clásicos-, es fundamentalmente la sencilla historia de un nuevo sheriff en el pueblo que entra en el saloon local y se enfrenta a los matones locales que gobiernan el pueblo mediante el miedo y la fuerza. Y como tal, es una joya rara y querida que pide a gritos ser rehecha.
Es una historia que podría trasladarse a cualquier parte. También es una película que sigue dando la talla, a pesar de no ser la más taquillera de su época (se calcula que recaudó 61 millones de dólares). Jake Gyllenhaal, por ejemplo, recuerda cómo le llamó la atención. Cuando era niño, recuerdo haber visto el póster de Road House, y me intrigó tanto como idea original», dice Gyllenhaal, haciendo zoom desde un descanso en París, despreocupadamente fresco con una camiseta negra.
Y en algún momento, quizá en la televisión, recuerdo haber visto fragmentos de la película, que también despertaron mi interés. Tenía una resonancia extraña e intensa. Y yo tenía una edad en la que no sabía qué era exactamente lo que estaba viendo». Gyllenhaal ya había trabajado con Swayze en Donnie Darko (la película con la que Gyllenhaal se dio a conocer fue una especie de final de carrera para Swayze). Definitivamente me abrí en abanico, pero intenté mantener la calma», recuerda Gyllenhaal sobre su trabajo con el Dalton original. Nunca hablé con él sobre Road House». A lo largo de los años se han planteado nuevas versiones, pero nunca se han materializado.
Me llamo Dalton…» Nada personificaba mejor la frescura de Patrick Swayze en la pantalla que Road House (1989), una película de acción muy de su década. Situada entre Dirty Dancing y Ghost en el currículum de Swayze, le daba el papel del «guay» (léase portero de discoteca) Dalton, contratado para limpiar un bar de Missouri. Swayze, que solía ser el atractivo protagonista romántico, resultaba convincente como portero sensato pero doblemente duro, capaz de sacar la basura sin olvidarse de «ser amable». A pesar de algunos excesos de los 80, Road House era una película de acción y un héroe diferentes a los que el público de aquella época veía en Schwarzenegger y Stallone.
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Road House, un western apenas velado -muchos nombres de personajes hacen referencia a los vaqueros clásicos-, es fundamentalmente la sencilla historia de un nuevo sheriff en el pueblo que entra en el saloon local y se enfrenta a los matones locales que gobiernan el pueblo mediante el miedo y la fuerza. Y como tal, es una joya rara y querida que pide a gritos ser rehecha.
Es una historia que podría trasladarse a cualquier parte. También es una película que sigue dando la talla, a pesar de no ser la más taquillera de su época (se calcula que recaudó 61 millones de dólares). Jake Gyllenhaal, por ejemplo, recuerda cómo le llamó la atención. Cuando era niño, recuerdo haber visto el póster de Road House, y me intrigó tanto como idea original», dice Gyllenhaal, haciendo zoom desde un descanso en París, despreocupadamente fresco con una camiseta negra.
Y en algún momento, quizá en la televisión, recuerdo haber visto fragmentos de la película, que también despertaron mi interés. Tenía una resonancia extraña e intensa. Y yo tenía una edad en la que no sabía qué era exactamente lo que estaba viendo». Gyllenhaal ya había trabajado con Swayze en Donnie Darko (la película con la que Gyllenhaal se dio a conocer fue una especie de final de carrera para Swayze). Definitivamente me abrí en abanico, pero intenté mantener la calma», recuerda Gyllenhaal sobre su trabajo con el Dalton original. Nunca hablé con él sobre Road House». A lo largo de los años se han planteado nuevas versiones, pero nunca se han materializado.
Gyllenhaal y el director Doug Liman (La identidad Bourne, Sr. y Sra. Smith, Al filo del mañana) llevaban dos décadas buscando colaborar en una película, pero nunca daban con el proyecto adecuado. Una noche estaban cenando y hablando de otro proyecto interesante que no acababa de cuajar. Y entonces él dijo: «Bueno, hay un borrador de Road House que acabo de leer», cuenta Gyllenhaal. Fue al final de la cena. Y le dije: «Me apunto». Se ríe. ‘Fue literalmente así. No sé qué me pasó. Sonaba tan divertido, la idea de reimaginar esta película. Me dijo: «Tengo ideas de cómo me gustaría hacer mi versión de esto». Yo sólo pensé: «Por supuesto. Esta es la idea más loca. Hagámosla».
Pelea o nada
(Crédito de la imagen: Amazon Prime Video)
¿Y qué tenía la visión de Liman para su versión que le hizo subirse a bordo tan rápidamente? ‘Doug siempre hace la acción de una manera diferente, y vino a mí y me dijo: «Quiero hacer peleas de una manera que nunca se ha hecho antes». Se obsesionó con la forma en que caían los puñetazos y las patadas. No quería que se representaran de la forma en que lo hemos hecho para el público en el pasado con ese tipo de peleas». Más adelante hablaremos de esas peleas.
Liman no está disponible para ser entrevistado, pero otra cosa que llama la atención de esta versión (basada en un guión de Anthony Bagarozzi y Charles Mondry) es que, a diferencia de muchos remakes alimentados por la nostalgia, Road House sigue el formato básico del original, pero mantiene al mínimo las referencias. Es una reimaginación», reflexiona Gyllenhaal. Doug y yo hablamos mucho de los viejos westerns y de usar esa estructura, y se hace referencia a ella en la película. Tenemos un gran respeto por el original. Y luego intentamos crear nuestro propio mundo».
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Me llamo Dalton…» Nada personificaba mejor la frescura de Patrick Swayze en la pantalla que Road House (1989), una película de acción muy de su década. Situada entre Dirty Dancing y Ghost en el currículum de Swayze, le daba el papel del «guay» (léase portero de discoteca) Dalton, contratado para limpiar un bar de Missouri. Swayze, que solía ser el atractivo protagonista romántico, resultaba convincente como portero sensato pero doblemente duro, capaz de sacar la basura sin olvidarse de «ser amable». A pesar de algunos excesos de los 80, Road House era una película de acción y un héroe diferentes a los que el público de aquella época veía en Schwarzenegger y Stallone.
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Road House, un western apenas velado -muchos nombres de personajes hacen referencia a los vaqueros clásicos-, es fundamentalmente la sencilla historia de un nuevo sheriff en el pueblo que entra en el saloon local y se enfrenta a los matones locales que gobiernan el pueblo mediante el miedo y la fuerza. Y como tal, es una joya rara y querida que pide a gritos ser rehecha.
Es una historia que podría trasladarse a cualquier parte. También es una película que sigue dando la talla, a pesar de no ser la más taquillera de su época (se calcula que recaudó 61 millones de dólares). Jake Gyllenhaal, por ejemplo, recuerda cómo le llamó la atención. Cuando era niño, recuerdo haber visto el póster de Road House, y me intrigó tanto como idea original», dice Gyllenhaal, haciendo zoom desde un descanso en París, despreocupadamente fresco con una camiseta negra.
Y en algún momento, quizá en la televisión, recuerdo haber visto fragmentos de la película, que también despertaron mi interés. Tenía una resonancia extraña e intensa. Y yo tenía una edad en la que no sabía qué era exactamente lo que estaba viendo». Gyllenhaal ya había trabajado con Swayze en Donnie Darko (la película con la que Gyllenhaal se dio a conocer fue una especie de final de carrera para Swayze). Definitivamente me abrí en abanico, pero intenté mantener la calma», recuerda Gyllenhaal sobre su trabajo con el Dalton original. Nunca hablé con él sobre Road House». A lo largo de los años se han planteado nuevas versiones, pero nunca se han materializado.
Gyllenhaal y el director Doug Liman (La identidad Bourne, Sr. y Sra. Smith, Al filo del mañana) llevaban dos décadas buscando colaborar en una película, pero nunca daban con el proyecto adecuado. Una noche estaban cenando y hablando de otro proyecto interesante que no acababa de cuajar. Y entonces él dijo: «Bueno, hay un borrador de Road House que acabo de leer», cuenta Gyllenhaal. Fue al final de la cena. Y le dije: «Me apunto». Se ríe. ‘Fue literalmente así. No sé qué me pasó. Sonaba tan divertido, la idea de reimaginar esta película. Me dijo: «Tengo ideas de cómo me gustaría hacer mi versión de esto». Yo sólo pensé: «Por supuesto. Esta es la idea más loca. Hagámosla».
Pelea o nada
(Crédito de la imagen: Amazon Prime Video)
¿Y qué tenía la visión de Liman para su versión que le hizo subirse a bordo tan rápidamente? ‘Doug siempre hace la acción de una manera diferente, y vino a mí y me dijo: «Quiero hacer peleas de una manera que nunca se ha hecho antes». Se obsesionó con la forma en que caían los puñetazos y las patadas. No quería que se representaran de la forma en que lo hemos hecho para el público en el pasado con ese tipo de peleas». Más adelante hablaremos de esas peleas.
Liman no está disponible para ser entrevistado, pero otra cosa que llama la atención de esta versión (basada en un guión de Anthony Bagarozzi y Charles Mondry) es que, a diferencia de muchos remakes alimentados por la nostalgia, Road House sigue el formato básico del original, pero mantiene al mínimo las referencias. Es una reimaginación», reflexiona Gyllenhaal. Doug y yo hablamos mucho de los viejos westerns y de usar esa estructura, y se hace referencia a ella en la película. Tenemos un gran respeto por el original. Y luego intentamos crear nuestro propio mundo».
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En esta nueva versión, el Elwood Dalton de Gyllenhaal -conocido principalmente por su apellido, como John Dalton en 1989- es un luchador de UFC caído en desgracia con una historia problemática. En horas bajas, su propietaria, Frankie (Jessica Williams), le ofrece trabajo como portero en un bar de carretera de los Cayos de Florida (llamado The Road House). Significa mucho para ella proteger el bar de carretera», dice Williams (Shrinking, Booksmart). Tiene un legado que mantener. También creo que tiene sentido del humor. Pero también tiene algunos secretos. Así que se guarda las cosas muy bien».
Lukas Gage, de Euphoria, es uno de los porteros de discoteca a los que la llegada de Dalton ha revigorizado. Aunque no creció familiarizado con la película del 89 («Mis hermanos se burlaban de mí porque no conocía la original»), tiene cierta experiencia en este mundo. Fui camarero y trabajé en restaurantes hasta los 20 años, así que creo que tuve mi ración de gente borracha que intentaba pelearse contigo en el trabajo», ríe. Fue bastante fácil aprovecharlo. He trabajado en sitios bastante chungos».
Otro tipo de personaje familiar es el médico con el que Dalton mantiene una relación sentimental. Aquí, ese personaje es Ellie (Daniela Melchior, del Escuadrón Suicida). Ellie no cumple la misma función que Elizabeth [Kelly Lynch] en la película original», explica Melchior a TF. No voy a decir que sea mejor o más interesante. Es un punto de vista diferente, porque, además, sucede ahora, o al menos más tarde que en el periodo en el que sucede la original. Así que, por supuesto, las mujeres tenemos una actitud diferente con nuestros ligues y todo eso».
Frankie’s Road House tiene mucho potencial dada su ubicación (la película se rodó en la República Dominicana), pero el sórdido empresario local Ben Brandt (Billy Magnussen) tiene sus propios planes. Es el equivalente del personaje de Ben Gazzara en la película original, pero «algo totalmente nuevo», según Magnussen, que resume su personaje de forma sencilla. Ben Brandt es el malo», dice. Mi trabajo es hacer que el héroe parezca bueno». Y no se detendrá ante nada para obligar a Frankie a vender. Cuando Brandt se da cuenta de que Dalton no se va a dejar mover tan fácilmente, se recurre a algo de músculo, que es donde entra en el ring la superestrella de la MMA y excampeón de la UFC Conor McGregor.
La oportunidad de Knox
(Crédito de la imagen: Amazon Prime Video)
Me llamo Dalton…» Nada personificaba mejor la frescura de Patrick Swayze en la pantalla que Road House (1989), una película de acción muy de su década. Situada entre Dirty Dancing y Ghost en el currículum de Swayze, le daba el papel del «guay» (léase portero de discoteca) Dalton, contratado para limpiar un bar de Missouri. Swayze, que solía ser el atractivo protagonista romántico, resultaba convincente como portero sensato pero doblemente duro, capaz de sacar la basura sin olvidarse de «ser amable». A pesar de algunos excesos de los 80, Road House era una película de acción y un héroe diferentes a los que el público de aquella época veía en Schwarzenegger y Stallone.
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Road House, un western apenas velado -muchos nombres de personajes hacen referencia a los vaqueros clásicos-, es fundamentalmente la sencilla historia de un nuevo sheriff en el pueblo que entra en el saloon local y se enfrenta a los matones locales que gobiernan el pueblo mediante el miedo y la fuerza. Y como tal, es una joya rara y querida que pide a gritos ser rehecha.
Es una historia que podría trasladarse a cualquier parte. También es una película que sigue dando la talla, a pesar de no ser la más taquillera de su época (se calcula que recaudó 61 millones de dólares). Jake Gyllenhaal, por ejemplo, recuerda cómo le llamó la atención. Cuando era niño, recuerdo haber visto el póster de Road House, y me intrigó tanto como idea original», dice Gyllenhaal, haciendo zoom desde un descanso en París, despreocupadamente fresco con una camiseta negra.
Y en algún momento, quizá en la televisión, recuerdo haber visto fragmentos de la película, que también despertaron mi interés. Tenía una resonancia extraña e intensa. Y yo tenía una edad en la que no sabía qué era exactamente lo que estaba viendo». Gyllenhaal ya había trabajado con Swayze en Donnie Darko (la película con la que Gyllenhaal se dio a conocer fue una especie de final de carrera para Swayze). Definitivamente me abrí en abanico, pero intenté mantener la calma», recuerda Gyllenhaal sobre su trabajo con el Dalton original. Nunca hablé con él sobre Road House». A lo largo de los años se han planteado nuevas versiones, pero nunca se han materializado.
Gyllenhaal y el director Doug Liman (La identidad Bourne, Sr. y Sra. Smith, Al filo del mañana) llevaban dos décadas buscando colaborar en una película, pero nunca daban con el proyecto adecuado. Una noche estaban cenando y hablando de otro proyecto interesante que no acababa de cuajar. Y entonces él dijo: «Bueno, hay un borrador de Road House que acabo de leer», cuenta Gyllenhaal. Fue al final de la cena. Y le dije: «Me apunto». Se ríe. ‘Fue literalmente así. No sé qué me pasó. Sonaba tan divertido, la idea de reimaginar esta película. Me dijo: «Tengo ideas de cómo me gustaría hacer mi versión de esto». Yo sólo pensé: «Por supuesto. Esta es la idea más loca. Hagámosla».