En un juego de rol no hay nada como elegir un trasfondo para tu personaje. Mi pasión por esta característica comenzó en Dragon Age: Origins, en el que los elfos, enanos y humanos tenían sus propias historias personales, influidas en parte por las clases que elegías para ellos. Esto no solo daba cuerpo a tu Grey Warden y te permitía experimentar diferentes aperturas al juego, sino que también influía en la forma en que el resto del mundo y su gente te veían y reaccionaban ante ti. Mass Effect también hizo algo parecido a través de la historia previa de Shepard; te permitía decidir a partir de orígenes preestablecidos que exponían cómo empezaba su historia y qué acontecimientos notables le habían dado forma antes de sus aventuras a bordo de la Normandía.
De hecho, se ha convertido en una característica fundamental de muchos de los RPG de BioWare que siempre me ha gustado, ya que me permite sumergirme en el entorno fantástico y encarnar realmente a distintos personajes. Todos estos años después, vuelvo a apreciar lo mismo en Dragon Age: The Veilguard gracias a las distintas facciones que puedes elegir para Rook. Desde la forma en que se me presentan opciones de diálogo únicas hasta la multitud de comentarios o respuestas de los demás sobre mi afiliación a un grupo concreto, las facciones ofrecen el tipo de experiencia de juego de rol envolvente que me enamoró por primera vez en Dragon Age Origins.
¿Quién serás tú?
(Crédito de la imagen: EA)
Siempre me ha encantado cómo las historias de Dragon Age Origins te introducían en las diferentes culturas de Thedas y te ayudaban a crear la historia de tu personaje y a convertirlo en un Guardián Gris. Aunque las facciones de Dragon Age: La Guardia del Velo no afectan directamente al comienzo del juego de la misma forma que en Origins, sí que proporcionan a Rook una historia de fondo que describe su trabajo dentro de la facción y qué suceso le llevó a alejarse del grupo durante un tiempo para trabajar con Varric. A partir de ahí, rápidamente empecé a apreciar cómo tu historia personal alimenta el resto de la experiencia. Se refleja en las conversaciones que mantienes con los demás, en los diferentes puntos de vista o valores que puedes tener en función de tu facción, e incluso en las opciones únicas que sólo tendrás a tu disposición si eres miembro de un determinado grupo.
Un largo camino
(Crédito de la imagen: BioWare)
10 años después, el lanzamiento de Dragon Age: The Veilguard marca el regreso de una serie de RPG que marcó mi vida para siempre.
En un juego de rol no hay nada como elegir un trasfondo para tu personaje. Mi pasión por esta característica comenzó en Dragon Age: Origins, en el que los elfos, enanos y humanos tenían sus propias historias personales, influidas en parte por las clases que elegías para ellos. Esto no solo daba cuerpo a tu Grey Warden y te permitía experimentar diferentes aperturas al juego, sino que también influía en la forma en que el resto del mundo y su gente te veían y reaccionaban ante ti. Mass Effect también hizo algo parecido a través de la historia previa de Shepard; te permitía decidir a partir de orígenes preestablecidos que exponían cómo empezaba su historia y qué acontecimientos notables le habían dado forma antes de sus aventuras a bordo de la Normandía.
De hecho, se ha convertido en una característica fundamental de muchos de los RPG de BioWare que siempre me ha gustado, ya que me permite sumergirme en el entorno fantástico y encarnar realmente a distintos personajes. Todos estos años después, vuelvo a apreciar lo mismo en Dragon Age: The Veilguard gracias a las distintas facciones que puedes elegir para Rook. Desde la forma en que se me presentan opciones de diálogo únicas hasta la multitud de comentarios o respuestas de los demás sobre mi afiliación a un grupo concreto, las facciones ofrecen el tipo de experiencia de juego de rol envolvente que me enamoró por primera vez en Dragon Age Origins.
¿Quién serás tú?
(Crédito de la imagen: EA)
Siempre me ha encantado cómo las historias de Dragon Age Origins te introducían en las diferentes culturas de Thedas y te ayudaban a crear la historia de tu personaje y a convertirlo en un Guardián Gris. Aunque las facciones de Dragon Age: La Guardia del Velo no afectan directamente al comienzo del juego de la misma forma que en Origins, sí que proporcionan a Rook una historia de fondo que describe su trabajo dentro de la facción y qué suceso le llevó a alejarse del grupo durante un tiempo para trabajar con Varric. A partir de ahí, rápidamente empecé a apreciar cómo tu historia personal alimenta el resto de la experiencia. Se refleja en las conversaciones que mantienes con los demás, en los diferentes puntos de vista o valores que puedes tener en función de tu facción, e incluso en las opciones únicas que sólo tendrás a tu disposición si eres miembro de un determinado grupo.
Un largo camino
(Crédito de la imagen: BioWare)
10 años después, el lanzamiento de Dragon Age: The Veilguard marca el regreso de una serie de RPG que marcó mi vida para siempre.
De inmediato, Veilguard hace que la decisión inicial que tomas en el creador de personajes sea impactante. Durante mucho tiempo estuve pensando a cuál de las seis facciones quería que perteneciera mi primer Grajo, pero ni por un momento sentí que fuera en vano por la forma en que te ayuda a jugar y a sumergirte en el juego. Habiendo oído y visto tanto sobre Tevinter a través de personajes como Dorian Pavus en Dragon Age: Inquisition, la serie de animación Dragon Age: Absolution, etc., acabé convirtiéndome en un Dragón Sombrío en mi primera partida. Saber que la aventura comenzaba en Minrathous también me ayudó a decidirme.