Recibí un mensaje.
No, el nombre en el sobre no decía Mary. De hecho, no era un sobre. El mensaje era de un amigo que, como yo, llevaba décadas dedicando la mayor parte de su vida adulta a la seminal y a menudo criminalmente infravalorada serie de terror de Konami.
Ambos habíamos oído rumores de que la entrega más aclamada de la franquicia, Silent Hill 2, iba a tener un remake. Cada uno de nosotros había decidido, por separado y luego colectivamente, que era una gilipollez. Hacía tiempo que Silent Hill estaba muerto, asesinado por el espantoso «Verano de Silent Hill» de 2012 y profanado aún más por el divorcio público de Konami de su hasta entonces niño de oro, Hideo Kojima, solo dos años después. Algunas fuentes me contaron que, de vez en cuando, Konami atizaba a su cadáver sin vida con un palo, como si se atreviera a moverse. Y aunque nunca he sido fan de los hashtags ni de los manidos chistes de Pachinko, conocía lo suficiente a Konami como para estar seguro de que de ninguna manera -repito: de ninguna manera– tocaría jamás esa sacrosanta secuela. Y menos después de la debacle de Silent Hill HD Collection.
Y aquí estamos. A 50 días de uno de los remakes de terror más esperados de todos los tiempos.
Homecoming
(Crédito de la imagen: Konami)Take me there again
(Crédito de la imagen: Konami)
Echa un vistazo a nuestro avance de Silent Hill 2 para ver qué nos parecieron las cinco primeras horas del remake.
¿Puedo ser sincero? Tengo una relación incómoda con Silent Hill 2. Aunque es, sin duda, uno de mis juegos favoritos de todos los tiempos -fue el primero que me hizo llorar-, también es una de esas historias cuya leyenda se ha engordado y distorsionado tanto que su magia real ha quedado eclipsada por la hipérbole. Hay tantos ensayos en vídeo desmenuzando Silent Hill 2, escena a escena, fotograma a fotograma, que gran parte del juego ha quedado al descubierto como un maniquí apaleado, e incluso sus partes más oscuras y secretas se han destilado en vulgares frases hechas y memes.
Recibí un mensaje.
No, el nombre en el sobre no decía Mary. De hecho, no era un sobre. El mensaje era de un amigo que, como yo, llevaba décadas dedicando la mayor parte de su vida adulta a la seminal y a menudo criminalmente infravalorada serie de terror de Konami.
Ambos habíamos oído rumores de que la entrega más aclamada de la franquicia, Silent Hill 2, iba a tener un remake. Cada uno de nosotros había decidido, por separado y luego colectivamente, que era una gilipollez. Hacía tiempo que Silent Hill estaba muerto, asesinado por el espantoso «Verano de Silent Hill» de 2012 y profanado aún más por el divorcio público de Konami de su hasta entonces niño de oro, Hideo Kojima, solo dos años después. Algunas fuentes me contaron que, de vez en cuando, Konami atizaba a su cadáver sin vida con un palo, como si se atreviera a moverse. Y aunque nunca he sido fan de los hashtags ni de los manidos chistes de Pachinko, conocía lo suficiente a Konami como para estar seguro de que de ninguna manera -repito: de ninguna manera– tocaría jamás esa sacrosanta secuela. Y menos después de la debacle de Silent Hill HD Collection.
Y aquí estamos. A 50 días de uno de los remakes de terror más esperados de todos los tiempos.
Homecoming
(Crédito de la imagen: Konami)Take me there again
(Crédito de la imagen: Konami)
Echa un vistazo a nuestro avance de Silent Hill 2 para ver qué nos parecieron las cinco primeras horas del remake.
¿Puedo ser sincero? Tengo una relación incómoda con Silent Hill 2. Aunque es, sin duda, uno de mis juegos favoritos de todos los tiempos -fue el primero que me hizo llorar-, también es una de esas historias cuya leyenda se ha engordado y distorsionado tanto que su magia real ha quedado eclipsada por la hipérbole. Hay tantos ensayos en vídeo desmenuzando Silent Hill 2, escena a escena, fotograma a fotograma, que gran parte del juego ha quedado al descubierto como un maniquí apaleado, e incluso sus partes más oscuras y secretas se han destilado en vulgares frases hechas y memes.
Pero la gente olvida rápidamente que hace tiempo no sabíamos nada. Cuando Silent Hill 2 salió a la venta hace 23 años, ninguno de nosotros entendía realmente sus secretos ni su simbolismo. Conocíamos la existencia de Pyramid Head, pero no sabíamos por qué la Red Pyramid Thing tenía ese aspecto o actuaba como lo hacía. Comprendimos el impactante giro argumental, pero quizá no supimos apreciar lo deliciosamente crueles que eran algunos de los finales alternativos de Silent Hill 2. Puede que hayamos visto un Papá Abstracto, pero muchos ni siquiera sabíamos que se llamaba así, y mucho menos las razones. Algunos de sus motivos en torno a la muerte, el engaño y la dualidad no son sutiles. Otros, sin duda, lo son. Terminar Silent Hill 2 a menudo deja más preguntas de las que responde, y la astuta decisión de incluir un documental de 30 minutos con la versión PAL no hace más que profundizar en sus misterios.
Para preparar este artículo, he vuelto a sumergirme en los anales del foro de Silent Hill, mi hogar online que ya tiene edad suficiente para beber (no sólo en el Reino Unido, sino también en Estados Unidos). En la parte superior de la sección de Silent Hill 2 sigue pegado el hilo de Enlaces Rápidos, un post que recopila docenas y docenas de las preguntas más comunes que los jugadores han planteado a lo largo de los años. Es un testimonio duradero, no sólo de su (en su mayoría) reflexiva y cerebral base de fans, sino también del impacto que Silent Hill 2 tuvo en aquellos que lo jugaron en su día. Pocos, si es que hubo alguno, dejaron el mando al terminar y no se sintieron conmovidos. Pocos, si es que hubo alguno, supieron qué demonios acababa de ocurrir en ese combate contra el jefe final.
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