Lo que he jugado a Path of Exile 2 en PS5 me ha sorprendido bastante. Los más avispados probablemente se sorprendan de esta afirmación. No es que dudara de la capacidad del desarrollador Grinding Gear Games para crear un RPG de acción absorbente, pero me preocupaba que una experiencia tan compleja no se trasladara necesariamente a una consola, ni superara las limitaciones inherentes a un mando. Jugué unas cinco horas a una versión en desarrollo y me habría quedado sentado otras cinco, pero mi apretada agenda del Summer Game Fest 2024 tenía otras ideas.
Entonces, ¿qué tenía Path of Exile 2 que cautivó mi atención? Antes de entrar en materia, quiero dejar claro que llegué a esta sesión como un jugador díscolo de Diablo 4, alguien a quien le encantaba lo que Blizzard ofrecía, pero al que le costaba seguir enganchado a las exigencias del modelo estacional. Puede que nunca vuelva. No cuando Path of Exile 2 está ofreciendo una estética visual gótica tan maravillosamente distintiva, llevada a la vida a través de valores de producción excepcionalmente altos, emparejada con un modelo de combate agresivo y un sistema de árbol de habilidades pasivo tan extenso en su alcance que realmente me hizo exclamar: «¿cómo ** se están saliendo con la suya?».
**Avance de los juegos del verano
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