Baldur’s Gate 3 es un mundo de infinitas posibilidades, pero las más estéticas tienen que ver con tu vestuario. Experimentar con armaduras y tintes de tela es uno de mis pasatiempos favoritos, engalanando a mi monje Dark Urge con majestuosas túnicas verde oscuro antes de actualizar el atuendo de Shadowheart para que combine con sus llamativas trenzas rubio-blancas en el Acto 3. He probado prácticamente todos los tintes del juego, y nunca pasa de moda. Pero al ser un CRPG de fantasía tan bellamente detallado, a veces necesito recordarme que Baldur’s Gate 3 no es un simulador de vida.
«Es algo así como Los Sims 4», les expliqué a mis colegas una mañana, «sólo que con más sangre, magia y asesinatos». Por extraño que suene, sigo manteniendo esa comparación. La exploración isométrica y de clic para interactuar de Baldur’s Gate 3 me parece algo natural, y aunque al principio no se podía decir lo mismo de sus jefes tanquistas y su combate por turnos, me lo estoy pasando en grande convirtiendo BG3 en la experiencia medieval de Los Sims 4 que llevaba años anhelando.
La vida Sim-ple
(Crédito de la imagen: Larian Studios)Gatecrashing
(Crédito de la imagen: Larian Studios)
Básicamente es la protagonista, pero al olvidarme de Lae’zel me convertí en la villana de BG3.
Vale, es justo: no se puede construir un castillo ni dar a luz a cuatrillizos en este juego. Pero entre robar cuadros a estirados marchantes de arte, coleccionar peluches para añadirlos a la tienda de Karlach y acicalar el campamento con muebles encontrados al azar por todo FaerÛn, algo de Baldur’s Gate 3 siempre me resultó familiar como fan de Los Sims.
Parte de ese motivo es el menú de creación de personajes, maravillosamente detallado, que se asemeja a una versión más centrada en las estadísticas del icónico Create-A-Sim de EA. Ahora que Larian ha añadido un Espejo Mágico en el parche 3, mi campamento cuenta con una nueva y asombrosa forma de entrar en este modo de creación de personajes en cualquier momento durante una partida para editar el peinado, el color de ojos, los piercings, los tatuajes, el maquillaje e incluso la voz de mi Tav. Por desgracia, no se puede hacer lo mismo con ninguno de los acompañantes – «son muy particulares con su pelo», explicó Larian en Twitter-, pero aceptaré lo que pueda.
Cambiar por completo el aspecto de mi personaje a medida que avanza en la historia le añade nuevas capas de complejidad. Del mismo modo que el drástico cambio de peinado de Shadowheart refleja un marcado cambio en su personalidad, envío inmediatamente a mi druida drow a hacerse un pequeño cambio de imagen y salgo con un nuevo conjunto de mechas antes de enfrentarme a los Elegidos de Bane.
Puede que las mechas y los tatuajes en el cuello no existieran en Los Sims 3 Medieval, mi spin-off favorito de EA de los últimos años, pero refrescar mi peinado así como mi conjunto de armadura antes de asistir a la ceremonia de Gortash se siente como un momento genuino de Los Sims 4. Al fin y al cabo, es básicamente como planificar un atuendo formal. Incluso me detuve a posarme en su trono durante el baño de sangre.
(Crédito de la imagen: Larian Studios)
Acercarme a Baldur’s Gate de la misma forma que me acerco a Los Sims 4 ayuda a disipar muchas de mis ansiedades de novato en D&D.
Dejando a un lado el estilo sartorial, otra forma en la que Baldur’s Gate 3 me recuerda a Los Sims 4 es el romance en sí. Conseguir la aprobación de tus compañeros es tan complicado como hacer que dos Sims se enamoren, y yo ni siquiera tengo una cámara de teléfono para hacerme un selfie descarado y quesito en mi camino hacia una amistad más sólida. Cada vez que veo que el objeto de mis afectos aprueba mis acciones, compruebo inmediatamente nuestro medidor de relación para ver cómo me va en sus estimaciones. Cuanto más alta sea mi aprobación, más probabilidades tendré de cortejarlas más adelante, de forma parecida a cómo los esfuerzos románticos en Los Sims 4 tienen más éxito cuando se tiene una amistad de base más alta. Incluso los diálogos y las escenas de Baldur’s Gate 3, totalmente mo-capados, recuerdan a Los Sims 2, ya que las animaciones que preceden a la mayoría de los momentos clave en la vida de un Sim rompen con los ángulos de cámara isométricos del juego normal.
Para mí, acercarme a Baldur’s Gate de la misma forma que me acerco a Los Sims 4 ayuda a disipar muchas de mis ansiedades de novato en D&D. Obviamente, hay mucho más que hacer en la extensa aventura fantástica de Larian que simplemente hacer clic con el botón derecho e izquierdo en los objetos para interactuar con ellos, y cogerle el truco a las ranuras de hechizos y a los descansos cortos es una historia completamente distinta. Aun así, aprovechar los momentos más tranquilos haciendo Simming es algo que he estado disfrutando enormemente, ya sea tiñendo de rosa la ropa de Karlach o robando muebles rústicos de las casas de gente al azar. Puede que a mi campamento le falte una sala del trono, pero en cuanto acabe de asaltar la ciudad, se parecerá cada vez más a un regio palacio de Los Sims 3 Medieval en un santiamén.
También hemos estado entrevistando animales en Baldur’s Gate 3 en nuestro tiempo libre.