A los 30 minutos de establecer mi pequeña aldea, hemos tenido dos matrimonios, un bebé, una aventura, dos divorcios y… lo ha adivinado: un matrimonio completamente nuevo. El drama con mayúsculas no tarda en llegar a Lakeburg Legacies, una autoproclamada constructora de ciudades sociales que mezcla la creación de un asentamiento idílico con hacer de casamentera para todos sus habitantes.
Lo que eso significa es que Lakeburg Legacies no es exactamente un constructor de ciudades en toda regla, sino que prescinde de sistemas y detalles más intrincados para dejar espacio a la gestión de personas y a decidir quién es mejor para acostarse y casarse con quién. En la mayoría de los aspectos, la construcción es bastante básica, ya que no podrá decidir dónde colocar a los constructores recién desbloqueados o las casas de sus civiles.
(Crédito de la imagen: Ishtar Games)
En lugar de eso, desbloquea edificios acumulando reservas de recursos, ya sea madera, trigo o bienes más polivalentes como la ropa. Esto le permite colocar tipos de edificios más complejos, pero también ampliar la capacidad y productividad de sus edificios para acelerar su progreso. Pero construir no es más que elegir el siguiente desbloqueo disponible de una lista y ver cómo se va armando en el mapa preestablecido de la aldea. No ayuda el hecho de que las casas de los aldeanos estén en otra pantalla en una larga fila ligeramente inhumana, lo que no le da mucha idea del drama que puede estar ocurriendo en su interior. Los tonos pastel y el estilo artístico pictórico de Lakeburg Legacies contribuyen a darle un toque distintivo, por lo que, aunque puede que no sea el mejor juego de construcción de ciudades que existe, sí es uno de los más bonitos.
Cultivar y fornicar
(Crédito de la imagen: Ishtar Games)Indie Spotlight
(Crédito de la imagen: Maple Whispering Limited)
Este juego de rompecabezas de lo más relajante y lo-fi es mi nueva elección para relajarme.
Aunque el elemento de construcción de ciudades puede resultar un poco aguado para los aficionados serios al género, el emparejamiento es el verdadero gancho. No es frecuente que uno pueda enredarse tanto en la vida personal de sus aldeanos en los constructores de ciudades y, para mí, eso fue lo que me entusiasmó de Lakeburg Legacies. También es el verdadero motor del juego, ya que aunque los recursos antes mencionados son importantes, el amor y la familia son la verdadera fuerza motriz en juego aquí. ¿Quién iba a decir que el amor era una moneda, eh?
Empezará con un único aldeano, tanto en número como en situación sentimental. Tendrán la granja para trabajar, pero por lo demás, es una existencia bastante miserable. Es hora de llamar a la casamentera medieval en persona, una mística con una especie de bola de cristal que es capaz de ver lo bien que casan sus lujuriosos aldeanos con los solteros de otros asentamientos – y básicamente todos son bisexuales también. Podrá ver dónde se alinean sus intereses, ya sea el amor por los abrazos y las ejecuciones públicas o el odio a los gatitos (sinceramente, me dan ganas de desalojarles de mi pueblo por completo esa vez). Cuanto más parecidos sean, más fácil será que esa importantísima primera cita salga bien.
(Crédito de la imagen: Ishtar Games)
Por supuesto, también depende de su memoria, a menos que quiera tener a mano un bloc de notas para buscar pareja. Hay tres niveles de preguntas para la primera cita, y cada uno tiene dos respuestas. Debe elegir la que mejor se adapte a su pareja, ya que cuanto mejor vaya su cita, mejor será su matrimonio. Ah, sí, no hay largos periodos de cortejo para la gente de Legados de Lakeburg: es una cita y luego directamente a los votos.
Usted tiene un control casi divino sobre gran parte de la vida de sus ciudadanos, decidiendo con quién se casarán, cuántos hijos podrán tener y si deben actuar según sus impulsos. Sus ciudadanos, a medida que su población crezca ya sea por los nacimientos o por el reclutamiento de nuevas caras de otros lugares, empezarán a conocerse y a formar sus propias relaciones. Algunas serán puramente conocidas, pero su pequeño diario guardará una nota de todos los encuentros, saludos, ambivalencias… hasta llegar a los posibles amoríos. En ese momento tendrá la oportunidad de intervenir.
(Crédito de la imagen: Ishtar Games)
Una aldeana era una ligona en serie, lo que provocó que su pobre marido estuviera constantemente preguntándome qué se traía entre manos. Al final, ella le dejó por una nueva dama del pueblo, tal era el nivel de desconfianza. No podía hacer pasar al pobre Francesco por otra traición. Algunas relaciones también empezarán a resquebrajarse por pequeños acontecimientos, así que puede enviarles a citas o hacerles regalos para intentar reparar las desavenencias. Pero, sus fracturas y nuevas asociaciones siempre tendrán un impacto, incluyendo la creación de malos ambientes de trabajo también en sus edificios. ¡Es mucho!
También está la presión -principalmente la que me impongo a mí mismo- de hacer coincidir a los aldeanos con sus papeles ideales. Yvis Ward, por ejemplo, quiere ser panadera, catadora o… reina. Así que la metí como panadera, pero, por desgracia, murió mucho antes de que pudiera construir un castillo y darle la oportunidad de conseguir la corona. Ojalá hubiera una mejor visión de conjunto de la gestión para cambiar a la gente, pero es tan fácil dejarse envolver por el romance y los escándalos que resulta más sencillo asegurarse de que tienen un trabajo, aunque no sea el ideal.
(Crédito de la imagen: Ishtar Games)
Por supuesto, no es el único constructor de ciudades que mezcla el amor con la creación de asentamientos, con cada vez más juegos como Fabledom que llegan en los últimos meses para dejarnos besuquear a príncipes y princesas. Lo que me gusta de Lakeburg Legacies es que es bastante pasivo, perfecto para las tardes de domingo en las que uno puede sentirse un poco frágil.
Lakeburg Legacies ya está a la venta en PC a través de Steam. Si desea más recomendaciones, no deje de consultar nuestra serie Indie Spotlight o vea lo que está por venir con nuestro resumen de próximos juegos indie.