Me hice bueno en Baldur’s Gate 3 negándome a jugarlo como es debido

Soy un fanático del queso en la vida real, pero adoro engañar a los jefes en Baldur’s Gate 3. Tanto si hablamos de los tres jefes goblin, del nigromante Balthazar o de la madre superiora de Sharran, Viconia, en mi primera partida hice todo lo posible para evitar jugar como (probablemente) pretendía Larian.

La razón era sencilla: no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Lo atribuyo a mi limitada experiencia en D&D, consistente en campañas ligeras que nunca llegaron a completarse. Utilizaba tiradas de dados en línea para evitar hacer cuentas, trabajaba con hojas de personaje prefabricadas y no podía distinguir mis cantrips de mis ranuras de hechizos para salvar mi vida. Evidentemente, Baldur’s Gate 3 sería un mundo nuevo y vigorizante, y para empezar, se me daba bastante mal. Pero al idear soluciones creativas para remediar mi flagrante problema de habilidad, he aprendido más sobre Dungeons & Dragons de lo que creía posible.

Advertencia: Spoilers de los actos 1, 2 y 3 de Baldur’s Gate 3

Consiguiendo gouda

Guantelete de Shar de Baldur's Gate 3

(Crédito de la imagen: Larian Studios)Ast-ing for it

Astarion de Baldur's Gate 3

(Crédito de la imagen: Larian Studios)

Engañarlo es una forma de hacer las cosas, pero ser un cabrón absoluto con todo el mundo en Baldur’s Gate 3 también es muy divertido.

Jugar a BG3 como novato en la mesa es una experiencia singularmente humillante, pero es el mejor juego de ruedas de entrenamiento virtuales que he tenido nunca. Mis problemas comienzan incluso antes de conocer a mi primer miembro del grupo, ya que tomo la genial decisión de jugar con un personaje del Urge Oscuro como mi primera incursión en los Reinos Olvidados. Las implicaciones argumentales de hacerlo, junto con el hecho de acostumbrarme a la exploración isométrica y al punto de vista del juego, hacen que me sienta lamentablemente bajo de nivel hasta bastante avanzado el tercer acto.

La primera batalla contra un jefe de la que salgo con queso es técnicamente la de Minthara, una paladín drow que trabaja con los goblins en el Acto 1. La derribo por un abismo, destrozando el puente mientras lo cruza. En este momento soy un monje de nivel 4 muy blando, y después de morir a manos de ella en combate cinco veces seguidas, estoy cerca del punto de ruptura. En consecuencia, así es como aprendí a utilizar todo lo que hay en mi entorno visible en caso de duda. Las muertes ambientales pueden ser un regalo del cielo, sobre todo cuando aún estás pillando el truco a lo que estás haciendo exactamente, y así es como me hice tan buen amigo de los abismos.

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En BG3, los abismos son caídas en picado hacia la nada. También son lugares estupendos para empujar a enemigos poderosos si, como yo, no se puede molestar en luchar contra ellos. Mi carisma deja mucho que desear, por lo que salir airoso de los problemas hablando es complicado, y aún no he cometido suficientes atrocidades del impulso Oscuro como para tener muchos puntos de inspiración que invertir en nuevas tiradas. Así pues, por el abismo se va Minthara, junto con todo su equipo.

Más adelante, en el segundo acto, me veo obligado a matar a Isobel y a todos los de la posada Last Light junto a ella. Uno pensaría que eso me daría un buen aumento de XP, ¿verdad? No lo suficiente, al parecer, porque me resulta absolutamente imposible matar a Balthazar en el Guantelete de Shar apenas unas horas después. Mi corazón palpita mientras me replanteo mi plan de ataque, y vuelvo a repasar mis libros de hechizos con atención.

Encontrar las formas más fáciles y cursis de evitar a los jefes de Baldur’s Gate 3 es mi vicio.1) lanzar Miedo sobre Balthazar2) no puede atacar ni invocar a su ejército de muertos vivientes, corre al borde de un precipicio3) colar a mi pequeño monje en el campo de batalla y darle dos puñetazos, enviándolo volando al abismo 🥰 pic.twitter.com/0UHjGNJl13August 9, 2023

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Fingir

Repartos de Raphael de Baldur's Gate 3

(Crédito de la imagen: Larian Studios)

Me consuela saber que engañar a un jefe en Baldur’s Gate 3 no es un error, sino una característica que merece ser celebrada.

Aún no tengo contrahechizo, ya que mi nivel es demasiado bajo para un hechizo de ese calibre, pero Shadowheart sí tiene un as en la manga con su armadura de Justiciero Oscuro: el Miedo. Con todos los miembros de mi grupo escondidos cerca, observando a Balthazar mientras monologa con Dame Aylin, acerco sigilosamente a Shadowheart por detrás y lanzo Miedo. Al instante, Balthazar queda paralizado e incapaz de atacar, y en su lugar corre directamente hacia el borde de esta gigantesca plataforma flotante. ¿Qué hay justo detrás de él? Un abismo.

Cambiando a mi monje, me acerco sigilosamente por detrás de Balthazar una vez más y lanzo Puño de aire inquebrantable. Al abismo va Balthazar. Acabo de matarlo en dos turnos, y he aprendido la importancia de cuándo elegir estrategias de obstaculización enemiga en lugar de ir a por todos los hechizos de ataque.

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Mi recién descubierta astucia con los hechizos y la utilidad del entorno me resulta muy útil en las Torres de la Salida de la Luna, donde me encuentro dolorosamente superado en número en mi camino para enfrentarme a Ketheric Thorm. Resulta que luchar contra el discípulo Z’rell y una horda de cultistas es muy, muy difícil cuando no tienes el poder de Jaheira y los Harpers (RIP) de tu lado. En lugar de asaltar el pasillo principal del castillo, escudriño todo el edificio en busca de una entrada secreta y consigo rodear sigilosamente la enorme batalla a través de las cocinas. Todo lo que queda por hacer es que Misty pise a cada miembro de mi grupo hasta la mitad de la escalera que lleva a los pisos superiores, y consigo llegar a Ketheric luchando contra sólo 5 enemigos. Resultado.

La belleza de este juego reside en sus infinitas posibilidades. Con tantas formas de conseguir el mismo fin, me consuela saber que engañar a un jefe en Baldur’s Gate 3 no es un error, sino una característica que merece ser celebrada. Fue divertido matar a Viconia haciendo que cada miembro del grupo se colara en la batalla uno a uno, y lanzar a Cazador al abismo como hice con Baltasar nunca va a pasar de moda. Siempre recordaré con cariño los abismos devoradores de jefes de BG3, pero ahora que tengo todos mis hechizos en fila y no he, bueno, matado a la mitad de mis compañeros, sienta bien jugar a Baldur’s Gate 3 al estilo vegano. O al menos, es bueno tener la opción.

He aquí cómo nuestro redactor de noticias venció al jefe más duro de BG3 con estratagemas reales de D&D.

Frenk Rodriguez
Frenk Rodriguez
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