Cuando The Walking Dead concluía su última temporada a finales de 2022, me preocupaba lo que le esperaba a su universo en la pequeña pantalla. Con un montón de spin-offs ya en marcha, parecía que se acercaba a la línea de meta; su conclusión carecía de interés y estaba repleta de demasiados personajes, muchos de los cuales tenían garantizada su supervivencia más allá del último episodio.
Aunque la serie principal había aumentado ciertamente su sentido del espectáculo en sus últimos años, había perdido seriamente de vista lo que realmente queríamos. Ahora, sin embargo, me siento inesperadamente confiado en el futuro de la franquicia.
Eso se debe, en gran parte, a The Walking Dead: Daryl Dixon, la serie de seguimiento dirigida por Norman Reedus que vio al superviviente titular ser arrastrado a Francia y tratar de navegar por el apocalipsis mientras viajaba de Marsella a Mont Saint Michel, Normandía. Me proporcionó lo que tanto había echado de menos de las primeras temporadas de The Walking Dead como espectador veterano: diferentes tipos de caminantes, nuevos e innovadores ataques de los muertos vivientes y algunos escenarios nuevos muy necesarios. Pero quizá, lo más importante, es que comprendió cuánto ansiábamos los fans el regreso de repartos más reducidos y la intimidad entre los personajes… y vaya si lo consiguió.
Nuevos personajes, viejos trucos
(Crédito de la imagen: Emmanuel Guimier/AMC)
ClÉmence PoÉsy demostró ser una magnífica incorporación a la serie, ofreciendo una fuerza y una dureza a la altura de las favoritas de los fans, como Carol o Maggie. Su Isabelle, drogadicta convertida en monja, sacó a Daryl de su caparazón más de lo que lo había hecho nadie cercano a él en The Walking Dead, posiblemente nunca. Durante los 12 años de emisión de The Walking Dead, Daryl sólo ha compartido realmente un vínculo con Carol y es puramente platónico (lo siento, shippers de Caryl). Hubo un episodio retrospectivo en la temporada 10, en el que aparentemente empezó, disfrutó y terminó una relación con una mujer llamada Leah, pero no creo ser el único fan que sugeriría que cuanto menos hablemos de eso, mejor. Daryl Dixon no es explícito cuando se trata de que haya algo más entre su protagonista e Isabelle, pero definitivamente insinúa algo más profundo. Más adelante, esto sería un nuevo territorio bienvenido para el solitario de pelo largo y para los fans por igual, dado cómo el romance ha estado muy ausente en todo el universo de The Walking Dead en los últimos años.
El vínculo de Daryl con el joven Laurent (Louis Puech Scigliuzzi) también fue encantador, ya que le vimos abrazar el ser una figura paterna. Claro, siempre cuidó de los pequeños de Rick y Michonne, RJ y Judith Grimes, pero debido al hecho de que los padres de ambos siguen vivos, siempre se le consideró más como un tío. El padre de Laurent también era un villano, lo que claramente encendió grandes vibraciones protectoras en Daryl, presumiblemente porque sus propios padres también habían sido malos. ¡Vulnerabilidad! Había olvidado que existía en este mundo.
Daryl Dixon, la serie, no era toda solemne y seria, eso sí. Me reí con regocijo amante del terror con la introducción de los zombis «quemadores», y chillé de emoción cuando las hermanas de Isabelle vestidas con hábito recogieron sus ballestas para luchar contra la amenazadora milicia de Madam Genet. También tuvimos orquestas de caminantes, espectáculos de drags, clubes de lucha, un flashback del brote en París y un épico cameo de Melissa McBride en el final que me tiene entusiasmada para la segunda temporada centrada en Carol.
No es que The Walking Dead: Dead City, el spin-off que precedió a Daryl Dixon, no fuera digno de ver, simplemente cubría terreno trillado. Quiero decir, ¿realmente necesitábamos ver más de Maggie y Negan tratando de superar las cosas innombrables que este último hizo en ese claro allá por el inicio de la temporada 7? Para nosotros, habían pasado 7 años desde que Negan apaleó hasta la muerte a Glenn, el marido de Maggie, delante de ella. Para ellos, aún más tiempo… hablando de ensañamiento.
Los que esperan
(Crédito de la imagen: AMC)
Afortunadamente, no tengo esas preocupaciones en torno a la próxima The Walking Dead: Los que viven, que nos reunirá con Rick y Michonne, dos personajes que no hemos visto en años. El hecho de que no tengamos ni idea de lo que ha estado pasando con ellos -fuera de los últimos segundos de la temporada 11 de The Walking Dead- hace que el spin-off parezca aún más misterioso y emocionante. Y si lo que busco son arcos emocionales, no puedo imaginar nada mejor que ver a dos antiguos compañeros encontrándose después de una década separados. Mientras esperamos a que Daryl se arme de valor y, con suerte, dé el paso con Isabelle, estoy segura de que Los que viven nos saciará a los famélicos amantes del amor. No todo puede ser sangre y vísceras, después de todo.
En cierto modo, es una pena que The Walking Dead haya tenido que empezar de nuevo. De hecho, me gustaron mucho Ezekiel, Yumiko, Connie y un puñado de novatos que aparecieron más adelante en su andadura. Pero no puedo negar que la original se dobló bajo el peso de tratar de servir a sus muchos, muchos, muchos protagonistas. Con los spin-off -que obviamente se cruzarán en algún momento, con Jadis/Anne en Los que viven y Morgan de Fear the Walking Dead saliendo de la ciudad en busca de Rick- la franquicia The Walking Dead está pulsando el botón de reinicio, recortando la grasa y esperando volver a sus días de gloria. Tal y como están las cosas, tengo fe en que podría conseguirlo.
The Walking Dead y The Walking Dead: Daryl Dixon están disponibles en AMC+ en EE UU. La primera puede verse en streaming en Disney Plus en el Reino Unido, aunque la segunda aún no tiene fecha de estreno en el Reino Unido.