En un año en el que Helldivers 2 ha arrasado en el terreno de los shooters multijugador, me he encontrado añorando un clásico. Han pasado casi 20 años desde que instalé por primera vez Half-Life 2 en el PC con Windows XP de mi padre y su derivado online, Half-Life 2: Deathmatch, y, tras volver a instalarlo hace unas semanas, he reavivado una obsesión que descubrí cuando yo tenía 18 años.
Desde luego, es un poco tosco para los estándares actuales. La puntería es demasiado precisa, las armas son demasiado toscas y los oponentes pueden absorber más balas que Tony Montana en la escena final de Scarface antes de caer al suelo, pero Half-Life 2: Deathmatch sigue siendo un gran juego, con un puñado de servidores activos que, según mi experiencia, se llenan en horario estadounidense los siete días de la semana.
Por todo ello, no me parece descabellado afirmar que Half-Life 2: Deathmatch es uno de los mejores juegos de 5 dólares (4,29 euros) que el dinero puede comprar en 2024.
Vida plena
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Es cierto que en los últimos años me he alejado de los shooters online. En su día jugué a Counter-Strike, me entusiasmó Rainbow Six: Siege, Overwatch cuando llegó por primera vez, y siempre he disfrutado con Titanfall y Apex Legends. Pero cuando los juegos modernos de este género parecen haberse obsesionado con las clasificaciones, la dificultad y el juego competitivo, creo que parte de la diversión ha desaparecido de la experiencia.
Para mí, esta es una de las cosas más bonitas de Helldivers 2: que ha conseguido recuperar la esencia del juego cooperativo, de dispararse siete sombras de mierda unos a otros mientras se gritan en los auriculares quién tuvo la culpa de la última muerte y cuál debe ser el plan de acción para seguir adelante. En las experiencias en solitario, a menudo me siento intimidado por la escena actual de los FPS en línea, no porque tema fracasar, sino porque a través del fracaso es difícil incluso empezar. No puedes aprender mucho cuando te disparan continuamente a la cabeza en los primeros segundos durante cinco rondas seguidas porque, bueno, no es divertido.
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En un año en el que Helldivers 2 ha arrasado en el terreno de los shooters multijugador, me he encontrado añorando un clásico. Han pasado casi 20 años desde que instalé por primera vez Half-Life 2 en el PC con Windows XP de mi padre y su derivado online, Half-Life 2: Deathmatch, y, tras volver a instalarlo hace unas semanas, he reavivado una obsesión que descubrí cuando yo tenía 18 años.
Desde luego, es un poco tosco para los estándares actuales. La puntería es demasiado precisa, las armas son demasiado toscas y los oponentes pueden absorber más balas que Tony Montana en la escena final de Scarface antes de caer al suelo, pero Half-Life 2: Deathmatch sigue siendo un gran juego, con un puñado de servidores activos que, según mi experiencia, se llenan en horario estadounidense los siete días de la semana.
Por todo ello, no me parece descabellado afirmar que Half-Life 2: Deathmatch es uno de los mejores juegos de 5 dólares (4,29 euros) que el dinero puede comprar en 2024.
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(Crédito de la imagen: Valve)
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