Advertencia: este reportaje contiene algunos spoilers del volumen 2 de la temporada 3 de The Witcher.
Sabíamos que este día llegaría, pero eso no lo hace más fácil. Se ha emitido la escena final de Henry Cavill como el cazador de monstruos de pelo blanco, empuñando la espada y cargado de improperios. En el final de temporada, le vemos replantearse su neutralidad por última vez antes de que Liam Hemsworth retome el manto en la cuarta temporada de The Witcher.
Ha habido bastante tiempo para prepararse para esto, por supuesto. Cavill anunció a finales del año pasado que dejaba el papel, sin dar ninguna razón para la salida. Rápidamente después, la máquina de relaciones públicas de Netflix entró en acción, confirmando que seguían en camino más temporadas con Hemsworth, la estrella de Los juegos del hambre, a la cabeza.
Pero eso no ha hecho más fácil este momento. En el pasado me he explayado líricamente sobre cómo consideraba que el casting de Cavill era un raro ejemplo de una combinación perfecta entre actor y papel, y la tercera temporada no ha hecho mucho por empañar esa creencia.
A la tercera va la vencida
(Crédito de la imagen: Netflix)
En general, la temporada 3 se ha sentido como un tributo adecuado a la extraordinaria interpretación del actor de un personaje muy querido. Se le concedieron algunos momentos increíbles, incluidas algunas peleas asombrosas bajo la atenta mirada del coordinador de acrobacias Wolfgang Stegemann. ¿Ese momento en que le corta la cabeza a Rience en el episodio 6? ¿Su batalla contra Vilgefortz? ¿Su escena final matando a innumerables soldados? Todo ha sido poco menos que icónico.
Luego está el peso emocional que ha aportado, sobre todo en su relación con la Yennefer de Anya Chalotra. Durante dos temporadas, su dinámica a fuego lento, lo harán/no lo harán, ha luchado por superar un inquietante deseo a un Djinn – ya saben, el escenario clásico. Finalmente, la pareja se reconcilió e intercambió votos de amor, capitalizando una química que siempre ha ardido en pantalla entre la pareja.
Y ya que hablamos de química, la dinámica en pantalla de Freya Allan y Cavill como pseudo-hija y padre Ciri y Geralt también ha sido una gozada de ver en la última tanda de episodios. Nos pasamos toda la primera temporada esperando que la pareja se conociera, toda la segunda viéndoles desarrollar esa relación, y en la tercera por fin tuvimos a nuestro trío junto (aunque brevemente) en algunas secuencias realmente apasionantes.
Hora de decir adiós
(Crédito de la imagen: Netflix)
Pero dudo que sea la única a la que todo esto le haya dejado un sabor agridulce. A cada pelea épica y a cada resolución emocional le sigue un momento después en el que se me hunde el estómago y recuerdo: «Bueno, es la última vez que lo veo».
La propia serie también lo siente así. En la segunda mitad de esta temporada, Geralt estuvo la mayor parte del tiempo encamado, con cada vez menos que hacer, a medida que la narración se desplazaba en gran medida hacia los sucesos de Aretuza y, de forma más prominente, hacia Ciri (que, al parecer, será seguramente nuestra nueva protagonista en el futuro).
En resumen, la cuestión de qué hacer con la refundación de Geralt persistía bajo casi todas las interacciones.
Es una cuestión que tampoco queda resuelta en absoluto en el final de temporada. Dado que Cavill se marchó después de que el rodaje hubiera terminado (como confirmó el hecho de que sus coprotagonistas no pudieran despedirse), parece que no vamos a tener mucha catarsis en este caso. Potencialmente, dados los recientes comentarios, parece que la versión de Hemsworth va a entrar en escena por la izquierda en la cuarta temporada.
Cabalgar en Witcher
(Crédito de la imagen: Kate Green/Getty Images)
En este estado de limbo, resulta difícil rendir un homenaje apropiado a un personaje que ha significado tanto para mí, o articular la tarea que tiene por delante el actor que se ponga sus botas. Lo más cerca que voy a estar fue en el estreno de la tercera temporada de The Witcher, que fue una de las pocas apariciones ante la prensa que Cavill hizo para su canto del cisne en el papel.
Tras ser presentado a la multitud y compartir una anécdota sobre el rodaje, se invitó a todo el mundo a ponerse en pie y dedicarle una ovación para agradecerle su tiempo como el Carnicero de Blaviken. A un Cavill visiblemente emocionado se le pidió burlonamente que no llorara, pero afortunadamente la advertencia no se extendió al público, ya que la multitud estalló en elogios por su versión del Lobo Blanco.
Fue un pequeño momento en cinco años del actor habitando este papel, pero sólo espero que esto, junto con las innumerables otras interacciones con los fans que Cavill ha tenido a lo largo de los años, signifique que sabe lo mucho que se le echará de menos en El Continente.
La tercera temporada de The Witcher ya puede verse en Netflix. Para saber más sobre la serie, consulte
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