Cuando eres una guardia de la puerta de 12 años que cubre a su padre, a veces tienes que encarcelar a un caballo que es dos hombres

En el mundo de Lil’ Guardsman, todos quieren atravesar las puertas, pero no todos deben hacerlo. Normalmente, ése no sería el problema de la protagonista, Lil, pero el hábito de juego de su padre, el guardia de la puerta, y su actitud general hacia el trabajo en general hacen que sea ella la que tenga que tomar las grandes decisiones como, por ejemplo, si debe permitir la entrada en la bulliciosa ciudad de la Sprawl a la evidente asesina que también resulta tener una canción en el corazón.

Es una premisa bastante simple, aunque cómica. Lil, una niña de 12 años, acaba aparcada en la puerta durante el día mientras una cabalgata de visitantes potenciales intenta convencerla de que hay una buena razón para que sean admitidos. En última instancia, puede dejarlos entrar o no – o incluso encarcelarlos, eventualmente.

Aquí es donde Lil’ Guardsman se complica, y rápido. Determinar quién debe o no pasar por la puerta es sencillo en el sentido de que basta con elegir una palanca específica, pero averiguar si deben hacerlo es todo un rompecabezas complicado. ¿Intenta hablar con ellos para comprender mejor quiénes son y por qué quieren pasar? ¿Y si utiliza uno de sus diversos instrumentos, como el Anillo Decodificador o el Spray de la Verdad, que sólo tienen un número limitado de cargas posibles? ¿Y qué tiene que decir el escrito diario, en el que diversas curiosidades aportan contexto como, por ejemplo, el bufón que vigila a un pintor?

La monja pasará

Lil' Guardsman

(Crédito de la imagen: Versus Evil / tinyBuild)Indie Spotlight

Indie Spotlight - Esta cama que hicimos

(Crédito de la imagen: Lowbirth Games)

Este zafio juego de misterio y asesinato me tuvo destapando escándalo tras escándalo como una fisgona camarera de hotel en el Montreal de los años 50.

Aunque ése es el núcleo del juego -dejar entrar a la gente frente a mantenerla fuera-, son las consecuencias de esas acciones las que realmente hacen brillar a Lil’ Guardsman. Cumplir obedientemente con tu deber te hace ganar una cierta cantidad de oro, pero también puedes fracasar directamente y causar grandes problemas. Dejar pasar a alguien que no deberías puede tener consecuencias muy variadas, pero puede significar algo tan sencillo como una gramola arreglada o resultados mucho más nefastos.

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Explorar los alrededores y hablar con la gente a la que se ha dejado pasar a veces significa nuevos trocitos de historia u otras recompensas. En una ocasión, confisqué en la puerta la diadema de la suerte de un jugador de goblinball visitante, aposté por el equipo local fuera del estadio y luego vi el partido para recoger los beneficios tanto de mi apuesta como de la venta posterior de la diadema a una tienda local por un bonito… montón de oro. Un bonito montón de oro.

Lil' Guardsman

(Crédito de la imagen: Versus Evil / tinyBuild)

Si un elenco de personajes en constante expansión y decisiones salvajemente importantes le revuelven el estómago, en realidad existe una mecánica en el juego para rehacer las interacciones de la puerta. Así es; Lil puede viajar en el tiempo. La justificación de esto es… ¿sabe qué?, no se lo arruinaré. La mitad de la diversión de Lil’ Guardsman es la escritura y la otra mitad es la entrega del talentoso reparto de voces, pero baste decir que si mete la pata por completo y prende fuego a la ciudad, al final tiene la oportunidad de volver a intentarlo un número limitado de veces al día.

No es especialmente difícil seguir las pautas de todos los pequeños elementos narrativos deductivos de Lil’ Guardsman para llegar a la respuesta correcta (por definiciones variables a veces), pero hay tantos platos giratorios diferentes en cuanto a lo que puede preguntar, cómo puede responder, objetos que puede coger o utilizar, preocupaciones diarias, etc., que tener en mente todas las posibilidades es más complejo de lo que parece a primera vista. Y eso suponiendo que no pierda de vista el objetivo mientras se ríe, por ejemplo, del duende pixelado que intenta argumentar su admisión en la jerga de las aventuras gráficas clásicas.

No llegaría tan lejos como para calificar a Lil’ Guardsman de conmovedor o dramático, pero el encantador arte y la divertida narrativa y guión, combinados con una mecánica engañosamente compleja y unas consecuencias sorprendentemente densas, hacen pasar un buen rato. Si busca eso, no busque más. Ahora, si me disculpa, hay alguien en la puerta intentando introducir de contrabando drogas fantásticas en el castillo dentro del ataúd de un querido gato al que debo atender.

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Lil’ Guardsman ya está a la venta en PC, Xbox Series X/S, PS5 y Nintendo Switch. Para ver qué otras joyas indie hemos estado disfrutando, consulte nuestra serie Indie Spotlight.

Frenk Rodriguez
Frenk Rodriguez
Hola, me llamo Frenk Rodríguez. Soy un escritor experimentado con una gran capacidad para comunicar de forma clara y eficaz a través de mis escritos. Tengo un profundo conocimiento de la industria del juego y me mantengo al día de las últimas tendencias y tecnologías. Soy detallista y capaz de analizar y evaluar juegos con precisión, y afronto mi trabajo con objetividad e imparcialidad. También aporto una perspectiva creativa e innovadora a mis escritos y análisis, lo que contribuye a que mis guías y reseñas resulten atractivas e interesantes para los lectores. En general, estas cualidades me han permitido convertirme en una fuente de información y conocimientos fiable y de confianza en el sector de los videojuegos.