Entré en el creador de personajes de Baldur’s Gate 3 con muy pocas ideas sobre con quién iba a jugar. Sabía que iba a crear un avatar personalizado, porque quería conocer a todos los personajes de Origen como miembros de la party con voz, y supuse que probablemente sería una buena idea elegir una clase que estuviera representada entre las opciones de Origen. Cuando elegí jugar como druida, fue un puro capricho, y ahora no me imagino jugando como otra cosa.
Estoy seguro de que si consideras cuidadosamente la mejor build de Druida de Baldur’s Gate 3 podrás construir una potencia absoluta en combate, pero eso no es realmente lo que busco cuando creo un avatar en un RPG de ordenador. Lo que realmente quiero es versatilidad tanto en el combate como en el juego de rol: un personaje que pueda hacer un poco de todo para poder ver tanto del juego como pueda en una sola partida.
¿Quiere un personaje que pueda encajar literalmente en cualquier configuración de party? Quiere un druida. ¿Un personaje igualmente competente en el combate físico y en el lanzamiento de hechizos? Sí, eso es un Druida. ¿Y alguien que pueda transformarse en criaturas totalmente distintas con sus propias barras de salud y habilidades? Druida. ¿Qué tal un personaje que no sólo pueda acariciar al perro, sino preguntarle cómo le va el día? Sí, lector, quiere un billete de primera clase en el próximo tren a la ciudad de los druidas.
(Crédito de la imagen: Larian)
El derecho a portar armas
No puedo imaginarme perderme nada de lo que los druidas tienen que ofrecer
Baldur’s Gate 3 está repleto de grandes miembros de la party, pero si tu propio avatar está especializado como Clérigo sanador o como Pícaro repartidor de daño, puede ser difícil justificar el doblar un rol concreto para pasar un poco más de tiempo con Shadowheart o Astarion. Pero como druida, puedes cambiar un par de hechizos de curación o de daño para compensar lo que necesite tu grupo. Los druidas tienen la libertad de cambiar sus hechizos con cada descanso largo, así que no estás obligado a tomar decisiones permanentes como te ocurriría con muchas otras clases de hechiceros. Esa flexibilidad es justo lo que quiero de un protagonista de RPG personalizado.
Pero oye, ¡quizá no necesites hechizos en absoluto! Los druidas pueden incluso ser luchadores cuerpo a cuerpo decentes sin dispersar demasiado sus estadísticas, ya que el hechizo shillelagh puede permitirle recurrir a sus talentos de lanzamiento para potenciar sus ataques con armas. Además, es un cantrip y sólo cuesta una acción de bonificación lanzarlo, así que siempre está ahí cuando lo necesitas. No vas a superar el daño de un bárbaro con tu báculo encantado ni nada parecido, pero cuando el resto del grupo está abatido y sólo necesitas quitarle un par de PS a un último goblin para escapar con vida de un encuentro, esa versatilidad es esencial.
Luego, por supuesto, está la Forma Salvaje, la habilidad más icónica de los druidas, útil para todo, desde el combate hasta convertirse en un oso amante del sexo. Podrías convertirte en un Owlbear para aplastar a tus oponentes desde grandes alturas, o en un RothÉ para pisotear una larga hilera de enemigos. Una vez encontré un pequeño agujero en una pared demasiado estrecho para que nadie de mi grupo pudiera colarse por él; entonces me convertí en gato y encontré el camino a un almacén de cuya recompensa aún he hecho uso 20 horas después.
(Crédito de la imagen: Larian Studios)
No se limite a acariciar al perro, hable con él
Pero quizá la mayor razón por la que me gusta tanto jugar como druida es por «Hablar con los animales». Tal y como sugiere su nombre, te permite hablar con las criaturas de la naturaleza, y una de las cosas más impresionantes de Baldur’s Gate 3 es que cada animal tiene un diálogo escrito y locutado exclusivo para esa criatura en particular. Podrías hablar con una rata que te contará los secretos del interior de un cobertizo que nunca habrías explorado de otro modo, o con una ranita en un pantano que está tan emocionada porque has matado a un malvado mago que te mostrará un tesoro gratis. O podrías convencer a unas cuantas bestias de RothÉ para que se levanten y maten a sus abusivos amos, evitándote así tener que hacer tú mismo el trabajo.
Sí, otras clases pueden conseguir Hablar con animales, pero la versátil capacidad de conjuro de los druidas significa que es menos engorroso mantener el hechizo listo para usarlo en un momento dado. Puede conservar sus ranuras de hechizo hasta que encuentre un nuevo animal con el que hablar o -lo que es más realista- lo lanzará inmediatamente cuando se despierte en el campamento para asegurarse de que Scratch entiende de verdad que es un buen chico. Y, como extra, el hechizo dura hasta tu próximo descanso largo, así que puedes lanzarlo y olvidarte de él, pudiendo seguir hablando con todos los bueyes con los que te cruces durante muchas horas más.
Una vez que termine por fin mi primer recorrido de Baldur’s Gate 3, entonces sí, claro, puede que me fije en una clase distinta con habilidades diferentes… puede. Pero en este primer playthrough, en el que aún estoy aprendiendo lo que el juego tiene que ofrecer y con cuánto de él soy capaz de interactuar, no me imagino perdiéndome nada de lo que los druidas tienen que ofrecer.
Si quieres consentir una opinión incorrecta de uno de mis colegas, ésta es la razón por la que tu primer playthrough de Baldur’s Gate 3 debería ser un Bardo.