Dudo que ninguno de nosotros esperara un Metroidvania de Prince of Persia en nuestros cartones de bingo de 2023/2024, pero estoy encantado de que así sea. Tras pasar cuatro horas con Prince of Persia: La Corona Perdida, es fácil darse cuenta de que Ubisoft Montpellier ha creado algo bastante especial. Por un lado, es un excelente metroidvania ambientado en el mundo en constante evolución del monte Qaf; y por otro, es un juego de Prince of Persia que está a la altura de los tropos de juego establecidos por la serie hace algunas décadas, aunque con un giro único y moderno.
Puede que su estructura de metroidvania y el hecho de que no juegue como el mismísimo Príncipe no hayan caído bien de inmediato entre los aficionados, pero tengo la sensación de que incluso los seguidores más acérrimos de la vieja escuela quedarán gratamente sorprendidos por la dirección que Ubisoft Montpellier ha dado a la serie.
(Crédito de la imagen: Ubisoft)
Pasé unas cuatro horas con Prince of Persia: La Corona Perdida, empezando por la apertura del juego que te presenta a nuestro héroe Sargón y a la banda de Inmortales que están obligados a proteger al Príncipe de Persia y al resto de la familia real. Pero al poco tiempo, el Príncipe es secuestrado y los Inmortales se dirigen al monte Qaf para dar caza a sus secuestradores. Ahora bien, aquí es donde las cosas empiezan inmediatamente a ponerse timey-wimey, ya que los captores llegaron al Monte Qaf apenas unas horas antes que Los Inmortales, pero son de alguna manera 30 años más viejos de lo que eran la última vez que los vimos. Está claro que esto es sólo el principio de cómo La Corona Perdida jugará con el tiempo, ya que más tarde se me encomienda reunirme con uno de los Inmortales que empuña un arco para que pueda disparar a un orbe púrpura brillante que mantiene parte de una zona en estasis, a medio derrumbarse.
Más tarde, obtengo el arco aparentemente de una versión de mí mismo, por lo que las fluctuaciones temporales continúan. Puede que no sean poderes de manipulación del tiempo desde el principio, pero están claramente en camino.
Tiempo y espacio
(Crédito de la imagen: Ubisoft)
Incluso antes de empezar a obtener diversas herramientas que aumentan los poderes de Sargon y abren nuevas zonas del mapa -al más puro estilo Metroidvania-, Sargon es un ágil movedor armado con un dúo de espadas que utiliza para atacar y parar a los diversos enemigos con los que se topará. Parar es ridículamente importante, ya sea para rechazar los ataques entrantes de los enemigos normales o para realizar los elegantes movimientos finales que quitan un trozo necesario de la lujosa barra de salud de un jefe. Estos ataques especiales son también bellas florituras que realmente ponen de relieve el estilo artístico de cómic que ofrece el juego, con destellos de color como telón de fondo de patadas, puñetazos y otras brutalidades cinemáticas y acrobáticas.
Sargón también puede canalizar la energía sagrada que fluye a través de él para desatar otras habilidades, la primera de las cuales es la Oleada Athra. Ésta le envuelve en una luz azul que le permite desencadenar ataques de poder una vez que se ha llenado un medidor. A medida que juegue, desbloqueará más poderes Athra y podrá cambiarlos cada vez que visite un árbol Wak-Wak, que actúan como los puntos de control manuales de Prince of Persia.
(Crédito de la imagen: Ubisoft)
El combate es duro, pero no frustrante, lo cual me encanta. Cuando fallas es muy fácil ver por qué, y eso hace que enfrentarse a un jefe repetidamente sea más gratificante que desgarrador, sobre todo cuando el juego te da la opción de simplemente reiniciar el combate en lugar de teletransportarte de vuelta al último Wak-Wak. Las ventanas de parada son lo suficientemente generosas como para mantenerte alerta sin que te parezcan golpes bajos, y esquivar es una parte tan fluida del combate que siempre te sientes capaz de enfrentarte a varios enemigos a la vez, aunque no siempre salga según lo planeado.
Los jefes están sacados directamente del folclore persa, lo que se suma a la impresionante proeza visual de La corona perdida. Sólo en las cuatro horas iniciales luché contra todo tipo de enemigos, desde un enorme jabalí con cuernos que me pateó el culo más veces de las que me gustaría admitir, hasta un león gigante, alado y con cuernos y cola de escorpión. Estos jefes son tan impresionantes en su diseño como en su físico, y algunos combates requieren un buen rato para completarse, incluso cuando las cosas van bien.
Tiempo y lugar
(Crédito de la imagen: Ubisoft)
Sin embargo, los buenos efectos visuales no acaban tras el combate, ya que el mapa del Monte Qaf, aparentemente muy extenso, ofrece una enorme variedad de zonas temáticas que son deliciosas sorpresas por descubrir. Este es el hogar de los dioses, o jinn, y hay un cierto elemento místico en lo que hay que encontrar aquí. Es un mapa impresionante por todo lo que he visto hasta ahora, y al estilo clásico de los metroidvania, realmente sólo estoy arañando la superficie después de cuatro horas en lo que Ubisoft Montpellier afirma que es una experiencia de 20-25 horas en su totalidad, dependiendo de cuántas veces se muera.
También querrá explorar el mapa al completo, porque el movimiento en Prince of Persia: La Corona Perdida tiene esa misma sensación de fluidez que se obtiene al jugar a Rayman Origins o Rayman Legends, lo cual tiene sentido teniendo en cuenta que se trata del mismo estudio. Los saltos, las escaladas, los saltos de pared y los saltos aéreos de Sargon se combinan para dar lugar a un juego de plataformas de desplazamiento lateral absolutamente glorioso en ese sentido, con multitud de desafíos en cuanto a los peligros que tendrá que sortear y los puzles que resolverá.
(Crédito de la imagen: Ubisoft)
Uno de esos desafíos con los que me encontré al principio fue un carcelero. Lo que yo creía que era el siguiente combate contra el jefe en realidad me vio capturado por el resplandeciente garrote púrpura del guardia y enviado directamente a la cárcel. La primera vez que me enviaron allí tuve que escapar, pero las siguientes (pocas) veces sólo significó volver sobre mis pasos para regresar a donde estaba, y rezar para mantenerme alejado de la mirada del carcelero. Fue una sorpresa que me recordó a los guardias de Metroid Dread, pero sin la frustración de las muertes repetidas.
Curiosamente, pensando en ahorrar tiempo, me animaron a optar por el modo de juego guiado, en lugar del modo de exploración, que le indica la ubicación del siguiente objetivo y marca caminos bloqueados en el mapa. También parece dejar pequeños rastros de hojas de Wak-Wak doradas y brillantes que le indican la dirección general en la que debe seguir viajando, algo parecido a las Vistas de Gracia de Elden Ring, pero un poco menos ambiguo. Es una pista visual muy útil para aquellos que no estén familiarizados con los mapas laberínticos asociados a los títulos Metroidvania, y resulta extra útil cuando sabes que hay un carcelero armado con un portal esperando para volver a meterte en una celda.
(Crédito de la imagen: Ubisoft)
La posibilidad de hacer capturas de pantalla del juego es también una forma innovadora de añadir accesibilidad. Dispones de una especie de cámara que te permite tomar una instantánea de una zona y fijarla a tu mapa, lo que te permite recordar cierto peligro infranqueable al que quieres volver más tarde o una zona de interés. Es una forma muy ingeniosa de recordarle todo lo que ha visto mientras explora, sin tener que desplazarse hacia atrás por su biblioteca de capturas de pantalla o notas escritas a mano y preguntarse «¿Dónde estaba eso, otra vez?».
Ubisoft Montpellier ha pensado claramente en dos tipos de jugadores clave aquí: los amantes de los metroidvania y los stans del Príncipe de Persia. Hay formas inteligentes de hacerlo accesible para los fans de la serie de larga duración, pero sin diluir lo que hace que un buen metroidvania sea como Hollow Knight. Creo que todos deberíamos alegrarnos de que salga en enero, porque yo estoy deseando jugar más.