Hubo una noche en el campamento durante mi segundo playthrough de Baldur’s Gate 3 que básicamente convirtió el RPG de fantasía en un culebrón. Y todo fue gracias a mi galanteo desenfrenado. Verá, había jugado relativamente a lo seguro en el departamento romántico durante mi primera partida, que se sintió en gran medida como un experimento para discernir qué acciones se ganarían la aprobación de los otros miembros del grupo. Ahora que estaba armado con el conocimiento de cómo ganarme el afecto de la mayoría de mis compañeros, me sentía atormentado por la indecisión. Los guionistas de Larian consiguen con maestría que te preocupes por sus personajes y, en el transcurso de la aventura, me había enamorado de muchos de ellos.
Entonces, ¿cómo iba a decidirme por un romance ahora que me había enamorado tanto de todos ellos? Tirando la cautela al viento, pensé que flirtear con todos sería la mejor solución. Después de todo, hacerlo mantendría abiertas todas mis opciones. En el mejor de los casos, supuse que podría ver hacia dónde me llevaba mi corazón de forma natural y, en el peor, esperaba que el juego diera sentido al lío que inevitablemente me crearía y tomara la decisión por mí.
Cuando llegué al segundo acto, ya tenía un montón de posibles intereses amorosos, y estaba deseando explorar los romances de muchos de los personajes del reparto. Pero después de compartir un baile y un beso con Wyll, todo empezó a desmoronarse. En tres conversaciones consecutivas, Gale me dijo que tenía que decidir entre él o Wyll, sólo para que Wyll dijera que esperaba que encontrara la felicidad con Astarion inmediatamente después. Luego, Astarion me preguntó si había encontrado un nuevo amante, y declaró con hilaridad que no era posible que estuviera en un triángulo amoroso con Gale. Y todo eso viene después de un momento anterior en el primer acto en el que estuve recargando repetidamente los guardados para intentar intimar con casi todo el mundo.
El amor en juego
(Crédito de la imagen: Larian Studios)
Hay tantas opciones que puedes elegir en Baldur’s Gate 3, pero como alguien a quien siempre le ha motivado la perspectiva del romance en los juegos, no hay decisión más difícil e importante que elegir a una persona a la que cortejar. Por supuesto, cuando luego te lanzan a un mundo lleno de personajes interesantes, también me da la excusa perfecta para volver a jugarlo una y otra vez para poder abrirme camino y enamorar a todo el mundo.
A veces, sin embargo, uno se siente un poco indeciso o desea tantear el terreno para ver qué puede pasar, ¿verdad? En mi primera partida, me moría de ganas de volver a empezar y planeé mis próximas partidas desde el principio, pero con tantas posibilidades y vías por explorar, me estaba impacientando demasiado por experimentar todos los romances posibles, de ahí el caos que evidentemente se desataría.
Dribbles el payaso
(Crédito de la imagen: Larian Studios)
Ir al circo en Baldur’s Gate 3 me recordó a mi búsqueda favorita en Dragon Age Inquisition.
En el primer acto, una vez que te has ocupado del campamento goblin, se te presenta la oportunidad de estrechar lazos con alguien para celebrar tu victoria con los tieflings (si decides ayudarles, claro). Desde que había conseguido la información sobre cómo aumentar la aprobación de cada miembro del grupo, todos me tenían bastante aprecio a estas alturas, así que no me faltaban opciones. La noche anterior, había compartido un momento tierno con Karlach, y después de haberme perdido por completo su presencia la primera vez, corrí inmediatamente a su lado ardiente. Desgraciadamente, por razones comprensibles relacionadas con su literal fogosidad, ella te dice que te diviertas con otra persona… Y, desde luego, eso fue lo que hice.
(Crédito de la imagen: Larian Studios)
De persuadir a mi manera a un beso con Wyll y coquetear sugestivamente con Halsin, también accedí a una noche con Lae’zel y Astarion respectivamente. Para colmo, dije que compartiría un poco de vino con Shadowheart después de coquetear con Gale. Cuando llegó la hora de dirigirme a mi dormitorio, no tenía ni idea de qué hacer. Si tan sólo hubiera podido dejar esto en manos de una tirada de dados. Aunque no puedes estar con todos en la misma noche, mi curiosidad pudo conmigo y me encontré recargando el mismo archivo de guardado para ver todos y cada uno de los momentos que puedes compartir con tus compañeros en esa única noche. Al final, tuve que decidir a quién elegir para despedir la noche, lo que ciertamente no fue fácil, pero afortunadamente no bloquea por completo el romance con otra persona más adelante en caso de que cambies de opinión.
Con Lae’zel declarando que la llevo a la locura y adopto un enfoque muy directo, Gale poniéndose coqueto antes de posponerlo a causa de su orbe inestable, y Wyll afirmando dulcemente que he hecho de la velada una noche para recordar, todas y cada una de las interacciones ofrecen más información sobre los personajes desde el principio. Me encanta que, por ejemplo, Lae’zel se lamente de lo ocupada que está ya mi litera y de que ambos nos estemos perdiendo por ello.
Adopté un enfoque muy parecido en cualquiera de los RPG de BioWare. Ya fuera flirteando tanto con Liara como con Kaiden en Mass Effect 1, o iniciando algo con Garrus y Thane antes de comprometerme en última instancia con el afilado calibrador, mi aproximación al amor en Baldur’s Gate 3 no es desde luego nada nuevo. Recuerdo vívidamente, por ejemplo, haber utilizado las opciones de diálogo de romance con temerario abandono al principio de Dragon Age: Inquisition porque todos despertaban mi interés.
Aunque mi indecisión puede dar lugar a algunos escenarios complicados para aquellos personajes que desean compromiso, también lo considero un testimonio de lo fantástica que es la escritura en Baldur’s Gate 3. Cada uno de los personajes tiene sus propios defectos, matices, motivaciones e historias de fondo que los hacen sentir tan reales. Es difícil no encariñarse y preocuparse, y hace que quieras conocerlos mejor, románticamente o no.
En mi segunda partida de bardo, he convertido Baldur’s Gate 3 en un musical en toda regla.