¿Es la actual moda de los remakes de videojuegos un digno guiño al pasado o un juego seguro que obstruye las nuevas ideas?

La historia de los videojuegos es tanto una historia de remakes como de remasterizaciones: programadores de dormitorio desmontando las piezas y volviéndolas a montar, desarrolladores recreando juegos arcade para consolas domésticas, o utilizando mejor tecnología y mayores presupuestos para avanzar con los tiempos. Las remasterizaciones de títulos muy queridos -y algunos no tanto- han recorrido las décadas posteriores, a menudo como una parte tan vibrante del panorama de los juegos como los títulos nuevos.

Pero, en los últimos años, los remakes AAA se han convertido en una institución en sí mismos. 2023 parece un punto de inflexión con los remakes de Dead Space, Metroid Prime, Resident Evil 4 y Super Mario RPG en las estanterías de las tiendas, por nombrar sólo algunos. Con títulos como éstos conformando una cuarta parte o más de algunas listas de fin de año, tenemos que preguntarnos: ¿qué está pasando?

Regreso al futuro

Captura de pantalla de Silent Hill 2 Remake

(Crédito de la imagen: Konami)AUTOPRESERVACIÓN

Leon y Claire en Resident Evil 2 Remake

(Crédito de la imagen: Capcom)

Un remake bien hecho puede ser la mejor introducción a una serie icónica

Remakear cualquier viejo favorito significa apelar a un público listo y expectante. La inteligencia comercial podría dictar que, si las licencias lo permiten, es necesario un lanzamiento lo más amplio posible. Así que una de las mayores fuerzas motrices de los remakes es ampliar o expandir la exclusividad de un título la primera vez. System Shock, el ciberpunk cerebral y precursor espiritual de Bioshock, fue un clásico de culto en MS-DOS y Mac allá por 1994 y, tras una rocambolesca saga de desarrollo, el remake disfrutó de un lanzamiento multiplataforma a principios de este año.

Resulta interesante que la mayor parte de los remakes lanzados este año sean de terror. La espeluznante exploración y la tensa gestión de recursos se han convertido en una muy necesaria vía de escape -o incluso una respuesta- al actual clima político y económico. Ya sea una coincidencia cósmica o un signo de los tiempos, el tren de los remakes de terror va a seguir rodando hasta bien entrado el nuevo año, con los retrasados remakes de Silent Hill 2 y Alone in the Dark previstos ahora para 2024.

Pero, a diferencia de System Shock, ampliar la disponibilidad de los OG no siempre sale bien. Entre los juegos más decepcionantes lanzados este año se encuentra la atribulada versión para PC de The Last of Us Part 1, un port de la edición de 2022. En la reciente racha de remakes, TLOU es un estudio de sinergia de medios. El título de 2022 -y la próxima adaptación de la segunda parte- se alinean con la exitosa adaptación televisiva de la HBO y pretenden captar a más jugadores en el proceso, quizá incluso convertir a aquellos que nunca antes han cogido un mando.

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Se trata de un astuto movimiento empresarial, con el que Naughty Dog sigue cimentando su imperio cross-media. Aunque, en el caso del primer TLOU, se está acercando al síndrome de Skyrim, en el que un juego es retocado y lanzado de todas las formas imaginables. Como IP, TLOU ha tenido más remakes y remasters que títulos originales a estas alturas. Reintroducir su obra magna para que haya mercado no tiene por qué ser un requisito previo. También está sirviendo para reducir la brecha entre el lanzamiento original y el remake, que se estrecha año tras año a medida que el comercio con la nostalgia se come a sí mismo.

Remake de Resident Evil 4

(Crédito de la imagen: Capcom)

«También se ha argumentado -de forma convincente- que la oleada de remakes señala la dirección futura del diseño de juegos»

Tanto los servicios de streaming como la taquilla dan fe del poder y la rentabilidad de la nostalgia, y sólo tiene sentido que los videojuegos la sigan. La gran mayoría de los mayores remakes de este año son títulos que se lanzaron originalmente a finales de los noventa y principios de los noventa. Son juegos fundacionales pero, sobre todo, a los que jugaron niños que han crecido y se han convertido en periodistas de videojuegos, streamers y los propios desarrolladores. ¿Por qué no apelar a este público precocido con influencia e ingresos de sobra? El inconveniente, por supuesto, es que estos juegos fracasan más si no dan en el blanco. ¿Recuerda Warcraft 3: Reforged? Ahora compárelo con una chapuza al estilo de Forspoken que, cuando se acabaron los memes, simplemente se barrió bajo la alfombra digital y se olvidó en gran medida.

También se ha argumentado -de forma convincente- que la avalancha de remakes apunta a la futura dirección del diseño de juegos. Un recorte de los extensos mapas, las opciones del jugador y los coleccionables superfluos de muchos juegos modernos y una vuelta a un diseño de niveles más meditado, algo más modesto en tamaño que muchos de los juegos actuales. Muchos de los nuevos títulos más exitosos de 2023 – Marvel’s Spider-Man 2, Baldur’s Gate 3, The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom – son todos de mundo abierto masivo. Asimismo, la próxima entrega del remake de Final Fantasy 7 ha abandonado el enfoque lineal en favor de un mundo abierto. El remake de tantos juegos que presumen de un diseño de niveles ajustado ofrece un precursor, quizá, de un renacimiento de los juegos lineales a la vuelta de la esquina, ya que la fatiga de los de mundo abierto no hace más que crecer.

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Sin embargo, hay que argumentar que el ciclo de remakes apunta a una tendencia preocupante de ir a lo seguro y no permitir la entrada de nuevos títulos, dejando fuera a voces infrarrepresentadas de comunidades minoritarias que necesitamos en los videojuegos dominantes, ahora más que nunca. Hay espacio para que ambos coexistan -2023 es testimonio de ello-, pero aún está por ver si se trata de una panacea o de un fogonazo que nunca volverá a repetirse.

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Frenk Rodriguez
Frenk Rodriguez
Hola, me llamo Frenk Rodríguez. Soy un escritor experimentado con una gran capacidad para comunicar de forma clara y eficaz a través de mis escritos. Tengo un profundo conocimiento de la industria del juego y me mantengo al día de las últimas tendencias y tecnologías. Soy detallista y capaz de analizar y evaluar juegos con precisión, y afronto mi trabajo con objetividad e imparcialidad. También aporto una perspectiva creativa e innovadora a mis escritos y análisis, lo que contribuye a que mis guías y reseñas resulten atractivas e interesantes para los lectores. En general, estas cualidades me han permitido convertirme en una fuente de información y conocimientos fiable y de confianza en el sector de los videojuegos.