A Gareth Edwards le gusta jugar cuando viaja. El visionario director responsable de Godzilla y de la precuela de Star Wars Rogue One disfruta observando nuevos lugares e imaginándolos a través de una lente de ciencia ficción.
Por ejemplo, donde usted puede ver a una persona corriente paseando, él puede imaginársela como un robot. Cuando GamesRadar+ se reúne con el modesto director, revela tímidamente que fue este «juego tonto» el que le ayudó a idear la premisa de su nueva epopeya de ciencia ficción El creador.
«Tenía muchas ganas de hacer una película de robots», recuerda sobre su visita a Vietnam hace unos años, «así que me puse a jugar a imaginarme a la gente como robots y ver qué pasaba. Vi a un monje budista caminando por un templo y me lo imaginé como un robot, [y pensé] ‘Dios mío, es muy interesante: ¿por qué un robot sería un monje?
Edwards añade, dejando entrever su proceso creativo, que esta experiencia le entusiasmó realmente con la combinación de «espiritualidad con este robot de ciencia-ficción puesto encima [de ella]». Esto, unido a su amor por las películas de la guerra de Vietnam como Apocalypse Now, le dio el comienzo de una idea.
«Te imaginas una situación de guerra y robots y pensé: ‘No he visto esto en una película de ciencia-ficción'», continúa. «He visto coger la guerra de Vietnam y ponerla en el espacio con Aliens y Avatar. Pero la idea de coger la ciencia-ficción y ponerla en los arrozales de Vietnam… Siempre estás buscando un hueco en la estantería del Blu-ray en el que puedas meter una nueva película. Hay muy pocos huecos en la ciencia-ficción porque todo el mundo ha hecho casi de todo, así que me entusiasmé y pensé: ‘Dios mío, esto podría ser algo'».
Cuestiones morales
(Crédito de la imagen: 20th Century Studios)
Ese núcleo de idea se convirtió en El creador, un relato épico sobre lo que significa ser humano en medio del crecimiento de la inteligencia artificial. La película imagina una realidad alternativa en la que los humanos aceptaron la IA en sus vidas hace décadas, sólo para verla crecer hasta convertirse en algo mucho más sofisticado hasta que ocurre lo impensable y se lanza una bomba nuclear.
Las secuelas ven a la humanidad en guerra con la IA – o los «simulantes» – que en su mayoría se han trasladado a Asia, donde aún no han sido ilegalizados y su misterioso creador se esconde.
Edwards es muy consciente de que explorar la inteligencia artificial en el cine es un camino trillado, y ocupado también por clásicos del género como Terminator y Blade Runner. Su planteamiento, por tanto, fue abordar el tema desde un enfoque ligeramente diferente.
«Creo que si hacíamos algo diferente era intentar humanizarlos», explica. «Creo que en muchas de este tipo de películas, el robot o la IA son un poco fríos, no son como nosotros. Y me gustó mucho la idea de que la IA o el dilema de esta película es que se sienten 100% humanos».
Esta zona gris moral se explora a través del ex soldado de las fuerzas especiales Joshua (interpretado por John David Washington, de Tenet), al que se le encarga encontrar al arquitecto de la IA y destruir la nueva superarma que han creado. Sin embargo, las cosas se complican mucho cuando descubre que el arma ha tomado la forma de una niña llamada Alphie (interpretada por la recién llegada Madeleine Yuna Voyles).
Lo que decida hacer a continuación alimenta el dilema en el corazón de esta película. «Joshua puede poner fin a la guerra, puede acabar con la IA, y todo lo que tiene que hacer es matar a este niño. Así que se embarcan en esta odisea a través de esta zona de guerra futurista, donde él sabe que el final va a ser la ejecución de este niño. A medida que avanzan, empieza a cuestionarse todo y siente: ‘¿Es esto real? ¿Es esto correcto? ¿Podemos apagar estas cosas? ¿Y eso es asesinato o es como cerrar un portátil?'».
Palabra de moda
(Crédito de la imagen: 20th Century Studios)
Cuando Edwards empezó a trabajar en el proyecto hace unos años, no podía saber lo oportuno que sería cuando llegara a los cines en 2023. Hoy en día, la IA forma parte de nuestras conversaciones cotidianas, no sólo en las discusiones sobre el crecimiento del ChatGPT, sino que también ha sido un debate constante en las huelgas de la WGA y la SAG-AFTRA que han azotado Hollywood.
Sin embargo, el camino de promoción de la película ha sido una experiencia reveladora para él, incluyendo un momento «surrealista» en el que fue entrevistado por un robot. Una experiencia que le confirmó que no falta mucho para que se perfeccionen las versiones humanoides de la IA. «Hay todos estos dilemas en [The Creator] que yo esperaba que no llegaran nunca en nuestra vida, pero que con cosas como ChatGPT se nos han colado».
The Creator también ha estado al frente de parte de la hostilidad creciente contra la IA después de que el marketing de la película viera la vida imitando al arte. En un reciente partido de fútbol americano, los aficionados se sorprendieron al ver simulantes sentados entre ellos en la grada. Las reacciones fueron desde el humor hasta el terror más absoluto, y Edwards admite que le sorprendió un poco la respuesta.
«Fue una reacción muy agresiva», se ríe cuando sacamos el tema. «Alguien me envió un pequeño comentario sobre la NFL y fue realmente agresivo. Me hace pensar: ‘Dios mío, ¿es esto lo que va a pasar cuando tengamos IA con forma humana?’ Respondemos a las cosas con aspecto humano, vamos a hacer IA con forma humana. Es inevitable. Pero en cuanto lo hagas, algunas personas las van a rechazar y otras las van a tratar como basura».
El dinero habla
(Crédito de la imagen: 20th Century Studios)
Sin embargo, tan importante como abrir el debate sobre la IA fue para The Creator, la película también supuso abordar la realización de éxitos de taquilla desde un nuevo ángulo. Aunque puede que el director sea un nombre conocido por las franquicias a las que ha estado vinculado, como Rogue One y Godzilla, en realidad fue su primera película, Monsters, la que más impacto tuvo en El creador.
Rodada con un presupuesto muy reducido y con apenas reparto y equipo, su debut en 2010 es una clase magistral de cine de ciencia ficción. Y aunque el presupuesto de 80 millones de dólares de El creador está muy lejos de ese micrometraje, también es anómalo en un campo abarrotado de superproducciones que con frecuencia cruzan la marca de los cientos de millones. Aunque Edwards es reacio a decir que intenta «sacudir» este enfoque, le apasiona desafiar ese statu quo.
«Cuando estábamos desarrollando la película, hicimos un recorrido por un estudio de realidad virtual, por si era útil para la película», explica. «Miré en la pared y había un póster y era básicamente el proceso de hacer una película desglosado como en un diagrama, cuál es el trabajo de cada uno, qué hacen, el guión y todo el proceso de hacer la película.
«Lo miré como diciendo: ‘Es raro que tengan este póster porque lo conoce todo el mundo que está en la industria’ y el tipo que es el dueño dijo: ‘Oh, te veo mirando el póster’ y yo dije: ‘Sí’, y él dice: ‘Eso tiene más de 100 años’. Y de repente me di cuenta: ‘¿No hemos cambiado este proceso en 100 años?’ Como con todos estos avances en la tecnología de las cámaras, y los ordenadores digitales, y la edición, seguimos haciendo exactamente lo mismo que a principios de siglo».
Para Edwards, es bastante sencillo: «Creo que puede haber formas mejores». The Creator es un experimento en este sentido. La película se rodó en la medida de lo posible en exteriores, en lugares como Japón, Tailandia, Indonesia y Camboya, lo que permitió rodajes más pequeños y un proceso de realización más libre. Luego, cuando todo estuvo hecho, comenzó el trabajo de efectos visuales, ya que Industrial Light & Magic (ILM) construyó sobre el metraje.
Es un enfoque novedoso, y no necesariamente uno que Edwards esté sugiriendo que se convierta en un modelo de cómo se deben llevar a cabo los rodajes. En lugar de eso, dice, este proceso era simplemente para sugerir que hay más formas de hacer este tipo de películas, incluyendo, intrigantemente, el uso de la IA en la realización de películas. Pero, probablemente de forma bastante acertada para el hombre que está detrás de una película emotiva y conmovedora sobre la inteligencia artificial, no ve esto con preocupación, sino con optimismo.
«Estoy entusiasmado con el futuro», sonríe. «Veo oportunidades con cosas como ésta. No debería costar cientos de millones hacer una película porque entonces es injusto, nadie puede realmente hacer este tipo de cosas. Siento que en el mejor de los casos [y] mi esperanza secreta es que estas nuevas herramientas digitales permitirán a los niños en su habitación o en el garaje ir a hacer películas que tengan cualquier cosa en su cabeza y costará muy poco. Podría haber esta explosión masiva como un cine increíble porque la gente puede tomar grandes riesgos porque nadie va a perder montones de dinero». Con el futuro del cine enfrentándose a tantas incógnitas, la visión de Edwards es brillante. Ahora sólo falta que los estudios escuchen.
El Creador ya está en los cines. Para saber más sobre esta epopeya de ciencia ficción, consulte nuestras conversaciones con Edwards sobre el uso de técnicas de cine de guerrilla y por qué se tomó un descanso de la dirección después de Rogue One.