Acabo de hacer una serie de llamadas telefónicas en Cyberpunk 2077, y cada conversación que tengo es como recibir un puñetazo en las tripas una y otra vez. Mis elecciones en Phantom Liberty me han conducido hasta aquí, así que sólo puedo culparme a mí mismo, pero las elegí a propósito para experimentar el nuevo final introducido en la expansión. En vísperas del lanzamiento de la aventura de espionaje en Night City protagonizada por Idris Elba, nada me entusiasmó más que la noticia de que la expansión abriría el camino a un nuevo final para V. Con la insinuación de una posible «cura» que salvaría vidas, me preguntaba cómo podría cerrar la historia, y si cambiaría o no mi opinión sobre lo que considero el mejor final de Cyberpunk 2077.
Pensé, más bien esperanzado, que Phantom Liberty podría darle a V una mejor despedida que algunas de las conclusiones que ya tenemos en el juego principal. Pero nada podría haberme preparado para lo mucho que me afectaría el final que realmente nos ofrece. Resulta que realmente hay una cura, pero para mí, el coste de la misma es demasiado alto, y sólo me ha convencido aún más de que el mejor final de Cyberpunk 2077 es el primero que he experimentado y que ha estado ahí desde el principio.
Advertencia: Cyberpunk 2077 y su expansión Phantom Liberty contienen spoilers.
Un extraño entre la multitud
(Crédito de la imagen: CD Projekt Red)
Cuando escribí sobre la posibilidad de un nuevo final el año pasado, pensé en la pregunta que el fijador Dexter DeShawn nos hace al principio de Cyberpunk 2077. ¿Queremos aspirar a una vida tranquila, o salir en un «resplandor de gloria»? Poco me imaginaba que llegaría a ver lo que la vida tranquila significaría realmente para V, porque en cierto sentido, eso es lo que ofrece Phantom Liberty. Pero nunca pensé que, para conseguirlo, perdería tanto en el proceso. Al tratarse de una expansión en la que todo gira en torno al subterfugio, se cuestiona constantemente en quién puedes confiar y cada decisión en Dogtown es moralmente gris; ni una sola vez supe si estaba haciendo «lo correcto». Lo que sí sabía era que, me sintiera como me sintiera, tendría que hacer un trato con Soloman Reed y ayudar a capturar a Songbird para conseguir la tan prometida cura.
Acabo de hacer una serie de llamadas telefónicas en Cyberpunk 2077, y cada conversación que tengo es como recibir un puñetazo en las tripas una y otra vez. Mis elecciones en Phantom Liberty me han conducido hasta aquí, así que sólo puedo culparme a mí mismo, pero las elegí a propósito para experimentar el nuevo final introducido en la expansión. En vísperas del lanzamiento de la aventura de espionaje en Night City protagonizada por Idris Elba, nada me entusiasmó más que la noticia de que la expansión abriría el camino a un nuevo final para V. Con la insinuación de una posible «cura» que salvaría vidas, me preguntaba cómo podría cerrar la historia, y si cambiaría o no mi opinión sobre lo que considero el mejor final de Cyberpunk 2077.
Pensé, más bien esperanzado, que Phantom Liberty podría darle a V una mejor despedida que algunas de las conclusiones que ya tenemos en el juego principal. Pero nada podría haberme preparado para lo mucho que me afectaría el final que realmente nos ofrece. Resulta que realmente hay una cura, pero para mí, el coste de la misma es demasiado alto, y sólo me ha convencido aún más de que el mejor final de Cyberpunk 2077 es el primero que he experimentado y que ha estado ahí desde el principio.
Advertencia: Cyberpunk 2077 y su expansión Phantom Liberty contienen spoilers.
Un extraño entre la multitud
(Crédito de la imagen: CD Projekt Red)
Cuando escribí sobre la posibilidad de un nuevo final el año pasado, pensé en la pregunta que el fijador Dexter DeShawn nos hace al principio de Cyberpunk 2077. ¿Queremos aspirar a una vida tranquila, o salir en un «resplandor de gloria»? Poco me imaginaba que llegaría a ver lo que la vida tranquila significaría realmente para V, porque en cierto sentido, eso es lo que ofrece Phantom Liberty. Pero nunca pensé que, para conseguirlo, perdería tanto en el proceso. Al tratarse de una expansión en la que todo gira en torno al subterfugio, se cuestiona constantemente en quién puedes confiar y cada decisión en Dogtown es moralmente gris; ni una sola vez supe si estaba haciendo «lo correcto». Lo que sí sabía era que, me sintiera como me sintiera, tendría que hacer un trato con Soloman Reed y ayudar a capturar a Songbird para conseguir la tan prometida cura.
Cuando todo hubo terminado, llamé a Reed desde la azotea y no tardaron en llevarme a cirugía para librarme del engrama mortal alojado en mi cabeza. Tras despedirse agridulcemente de Johnny Silverhand, V despierta dos años después en la cama de un hospital y, aunque está vivo, la vida que una vez tuvo ha terminado. Esencialmente se le despoja de todo lo que conoce. Atrás han quedado los implantes y el estilo de vida de mercenario, y todas las personas con las que te habías familiarizado hasta ese momento han pasado a mejor vida. Volver a una Ciudad Nocturna con la que V ya no está familiarizado -solo y sin la inteligencia callejera que una vez tuvo- me resultó desgarrador. Puede que sea lo más parecido a una vida tranquila, pero mientras V se desvanecía entre la multitud justo antes de que aparecieran los créditos, no dejaba de pensar lo mismo: ¿cómo es realmente un final feliz para V?
Buenas noches y buena suerte
(Crédito de la imagen: CD Projekt Red)Fabricación del metro
(Crédito de la imagen: CD Projekt Red)
La creación del metro de Cyberpunk 2077: «Desde el primer día, consideramos que el NCART era, ante todo, una característica de juego de rol»
Para mí, la respuesta a esa pregunta es compañerismo. Night City puede ser un lugar muy solitario. Tras perder a su mejor amigo, V se enfrenta a la amenaza constante del engrama y a todos los peligros de la propia metrópolis. Por eso, tener gente en quien confiar marca la diferencia, y no hay ningún otro grupo que te cubra las espaldas como los Aldecaldos. Mis misiones favoritas de Cyberpunk 2077 giran en torno a los nómadas. Con el tiempo, Panam y los Aldecaldos empiezan a sentirse como la familia de V, y ofrecen un lugar fuera de la ciudad en el que sentirse como en casa. Se ofrecen a ayudar, sin hacer preguntas, y tienen un gran sentido de la comunidad y la camaradería. Me encariñé mucho con Panam, Mitch, Carol y el resto del grupo inmediato, y acudir a ellos al final de mi primera carrera me pareció la elección natural.