Advertencia: lo que sigue contiene spoilers de Indiana Jones y el dial del destino. Vuelva atrás ahora si aún no ha visto la nueva película.
¿Cómo se dice adiós a Indiana Jones? Indy no es sólo un personaje icónico por derecho propio: está interpretado por una de las mejores estrellas de cine de Hollywood, es el símbolo de una franquicia construida por dos de los creativos más influyentes del cine -George Lucas y Steven Spielberg- y ha formado parte de múltiples generaciones de cinéfilos. En resumen: decir adiós a una leyenda es duro, pero ése era el reto que tenía ante sí Indiana Jones y el dial del destino, anunciada desde el principio como la aventura final del afamado explorador interpretado por Harrison Ford.
A nivel personal, sabía que esta película sería emotiva para mí. Crecí con Indiana Jones, empezando por devorar las novelas juveniles antes de sentarme embelesado ante las películas, y ese aventurero con látigo, fedora y encantador corazón de oro y sonrisa socarrona fue un elemento básico de mi infancia. No estaba seguro de estar preparado para decir adiós a Indy, sobre todo cuando siempre existe el riesgo de que la gran despedida no esté a la altura de las expectativas.
De hecho, muchos quedaron insatisfechos con El reino de la calavera de cristal (y tengo que decir que yo no soy una de esas personas), pero la película puso fin a las aventuras de Indy de forma bastante definitiva; el aventurero se casó con la Marion Ravenwood de Karen Allen y se dirigió hacia la metafórica puesta de sol con su esposa y su hijo a su lado.
(Crédito de la imagen: Disney)
Sin embargo, cualquier temor de que a Dial of Destiny no le quedara nada por explorar queda inmediatamente disipado. El Indy clásico que todos recordamos es el joven que aporrea nazis en los años 30, y podemos verlo por última vez en la emocionante secuencia inicial de la nueva película. Sin embargo, cuando nos trasladamos al 69, nos enfrentamos inmediatamente a la preocupación central de la película: ¿cómo se adapta un héroe chapado a la antigua como Indiana Jones a los rápidos cambios del siglo XX? Es una pregunta que hasta ahora se había dejado sin explorar, y que no me había dado cuenta de que necesitaba respuesta hasta ahora.
Nos encontramos con un Dr. Jones al borde de la jubilación -con el telón de fondo del Día de la Luna, el amanecer de una nueva era- que se despierta sobresaltado en su sofá porque sus jóvenes vecinos están poniendo la música demasiado alta. Es una yuxtaposición obvia: ese gran salto para la humanidad ha dejado atrás a Indy.
También se está divorciando de Marion y, como descubrimos más adelante en la película, su hijo Mutt murió en combate en la guerra de Vietnam. En su apartamento vacío, sin búsquedas épicas en el horizonte, Indy ya no parece tener un lugar en el mundo. Por supuesto, eso es sólo hasta que aparece su ahijada distanciada Helena Shaw e Indy vuelve a ponerse ese fedora. Sin embargo, no se trata de un viaje porque sí: la quinta secuela se centra en un Indy tridimensional y polifacético que habla con franqueza de sus remordimientos y del peaje que le han pasado los años, retomando los hilos trazados en las películas anteriores.
(Crédito de la imagen: Lucasfilm/Walt Disney Studios)
Refrescantemente, Dial of Destiny nunca cae en la tentación de burlarse de la edad de Indy. No es el viejo gruñón estereotipado, sino el Indy que conocemos y amamos, sólo que un poco más canoso que la última vez que lo vimos. Cuando pensaba que ya no podía adorar más a Indy, esta película me dio una perspectiva totalmente nueva del explorador por excelencia; es aventura clásica a partes iguales y un conmovedor estudio de carácter. No es Indiana Jones el icono, sino Indy el hombre, aislado, luchando y necesitado del amor y el apoyo de sus amigos y familiares. Seguir la pista de Indy desde su infancia -como se ve en la maravillosamente divertida apertura de La última cruzada, protagonizada por River Phoenix- hasta sus años crepusculares se siente como cerrar el círculo, y no puedo imaginar que la serie termine de otra manera. Es el cierre que El reino de la calavera de cristal no nos dio del todo.
También hay ciertos criterios que una película de Indiana Jones debe cumplir, y esta película clava todos los puntos. ¿Artefacto místico con poderes extraordinarios? Comprobado; la Anticitera y sus habilidades para doblar el tiempo es un MacGuffin fascinante -y peligroso-. También hay que perseguir a villanos siniestros, e Indy está en su mejor momento cuando derrota nazis. Entra el Dr. Voller de Mads Mikkelsen, un malo frío y escalofriante que, como todo villano de Indy, acaba deshecho por su propia arrogancia. Voller cree que puede conquistar el tiempo mismo en su afán por llevar a los nazis a una temida victoria, pero al final se enfrenta al mismo destino que aquellos que creyeron que podían poseer el Arca de la Alianza o robar el Santo Grial: una muerte dolorosa y violenta. No es una película de Indiana Jones si el malo no es derrotado por las mismas fuerzas que pretende controlar.
(Crédito de la imagen: Disney/Lucasfilm)
Toda película de Indy necesita también tener un final absolutamente salvaje, y en ese terreno, El dial del destino cumple con creces. Nunca pensé que vería a Indiana Jones viajar al 212 a.C., y no sólo fue una locura en el mejor sentido, sino que también permitió otro momento increíblemente conmovedor cuando Indy se plantea quedarse en la antigüedad. De nuevo, está claro que siente que ya no encaja en su propia vida: por suerte, Helena está a mano para, erm, persuadirle de lo contrario. Cuando, en el presente, Helena le dice a su padrino que ha vuelto al lugar al que pertenece, Indy pregunta: «¿Para quién?», en un momento que casi me destroza el corazón.
Los últimos momentos de la película, sin embargo, ponen el broche de oro a la franquicia de una vez por todas. Marion regresa, pregunta a Indy si ha vuelto de verdad, y vemos que el hombre roto con el que hemos pasado las últimas dos horas y media ha recuperado su antiguo espíritu. Comparten un dulce callback a En busca del arca perdida («¿dónde no te duele?») mientras el resto de la familia de Indy -Helena, Sallah y sus hijos- se dirigen juntos a por helado. Finalmente, la película comienza a irisarse, aferrándose a ese icónico fedora que cuelga de la escalera de incendios. Indy ha colgado literalmente su sombrero para siempre.
¿O no? El último momento de la película es el arqueólogo agarrando de nuevo su fedora; a Indy le quedan más aventuras. De acuerdo, son unas que nunca veremos, pero sigue habiendo algo increíblemente cálido y apropiado en que la historia termine con la promesa de que las aventuras de Indy continuarán. Después de todo, es el icono inmortal de un explorador.
La forma de decir adiós a Indiana Jones, entonces, es no decir adiós en absoluto: gracias a Dial of Destiny, siempre podremos pensar en Indy ahí fuera, en algún lugar, en esas épicas aventuras suyas… para siempre.
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